Los amantes de las comidas mexicana y japonesa pueden disfrutar en un solo lugar de los más deliciosos platillos de estos estilos tan diferentes y diversos
En diciembre de 2019, cuando ya en Bolivia vislumbrábamos mejores días, muchos emprendedores pusieron en marcha sus proyectos. Uno de ellos fue Sergio Paolo Cordero Del Toral, un profesional en Negocios y Comercio Internacional apasionado por la gastronomía. A mediados del mes de la Navidad abrió Ay Güey y Octopus.
Comparten la misma dirección: avenida Sánchez Bustamante (Calacoto), calle 18, número 1.212. Pero son lo mismo; cada uno tiene su propio equipo de chefs, cocinas y personal de producción. Y, claro, Ay Güey, evidentemente está dedicado a la comida mexicana; Octopus, a la japonesa.
La coordinación de su propietario es vital para que todo esté en orden, pero gracias a la gente que trabaja con él, la atención transcurre sin problemas y los clientes pueden disfrutar de dos famosas culinarias en una sola mesa. «Elegí dos estilos gastronómicos diferentes, porque es agradable estar en un lugar con dos opciones para compartir y degustar», cuenta Sergio Paolo.
Con la cuarentena rígida que vivió el país por la emergencia sanitaria, los negocios pararon. El empresario lamenta la época difícil que le tocó experimentar junto a todos sus funcionarios. Sin embargo, ahora, con el levantamiento gradual del confinamiento es optimista. Han vuelto a atender y sus clientes acudieron ansiosos por sus menús. Hace poco, ambos emprendimientos participaron con éxito en el DeliWeek, un evento pensado para promocionar restaurantes.
La Paz tiene comidas para todos los gustos. Así que los tacos al pastor, las gringas, la cochinita pibil y la sopa azteca de Ay Güey están para ser disfrutados sin problema, tal como el hot maki de trucha, el ebi furay, el hot futomaki y los sushis de Octopus. «El público paceño es de lo mejor; estamos a la altura para servirles», asegura.