La conductora de Garabato es actualmente gerente comercial de Bolivisión. Creció entre videos Umatic y, agradecida con Dios, busca donar su tiempo y talento para cambiar el mundo.
«Yo puedo hacer lo que hicieron esos niños». Con esa frase, Cecilia Montero Durán tocó la puerta de la televisión casi sin proponérselo y salió airosa del casting de un programa infantil que estuvo por siete años al aire. Después de Garabato —líder de la audiencia cruceña en los años 90— presentó noticias y condujo un espacio de espectáculos en la misma casa televisiva, Galavisión, hoy Bolivisión. Y es precisamente allí donde actualmente se desempeña como gerente nacional comercial.
¿Qué queda en vos de la Cecilia de Garabato?
¡Muchísimo! Sigo con la pasión por el maravilloso mundo de la televisión. Siempre hay algo nuevo por descubrir, nuevas metas, nuevos objetivos, nuevos aprendizajes. La televisión sigue reinando en la comunicación y yo sigo siendo la chica de la tele, solo que ahora desde otra oficina. Toda mi carrera la he hecho aquí y ahora llevo tres años en la parte comercial.
Si bien dejaste de aparecer en la tele siempre seguiste ligada a los medios, ¿por qué?
La magia de la tele llegó a mi vida para quedarse. Siempre fui más que solo la presentadora, tanto en Garabato como en mi época del noticiero. Me encantaba involucrarme en todos los procesos necesarios para estar al aire: producción, posproducción, guiones, escaletas y comercialización. Tengo una gran influencia que viene desde casa: mi papá, Edgard Montero, fue el dueño de una de las primeras empresas en Bolivia comercializadoras de programas de televisión, Multiprogram International; entonces yo crecí entre cintas de video Umatic, con novelas de Caracol TV y episodios de La Familia Ingalls. Luego, en 1997, mi papá con mi tío Miguel Montero y sus socios fundaron Equipos Mori, la empresa de estudios de audiencias y encuestas. Trabajé con ellos como asistente y fui la encargada de abrir la oficina en La Paz. Todo eso me llevó a formarme universitariamente como comunicadora social.
¿Te animarías a volver a conducir un programa?
¡Uyyy, pregunta difícil! Yo amo los micrófonos y siempre es un placer estar frente a ellos; pero es una responsabilidad muy grande y debe asumirse como tal. No existen periodistas de medio tiempo que sean buenos; al periodismo hay que dedicarle el tiempo completo para poder lograr un producto digno de sacar al aire. En este momento de mi vida tengo otros planes, otras metas que me llevan lejos de la pantalla, pero no lejos de la televisión.
¿Y cómo sería tu programa si tuvieses tiempo de hacerlo?
Noticioso. No existe mayor honor para un periodista que estar al frente de un noticiario.
Ahora que estás en el área de ventas, ¿cómo ves ese tema en estos tiempos tan complicados?
Todo momento tiene su dificultad; pero, sin lugar a dudas, la pandemia nos enfrentó a un gran reto. Con todo el equipo analizamos la forma en que debíamos manejar semejante crisis y la solución fue trabajar para lograr el mejor contenido de televisión de todos los tiempos, más allá de la pauta publicitaria. Todo el mundo estaba en sus casas y era la ocasión que tenía para prender el televisor y buscar, por ejemplo, la opción más seria en cuanto a información se refiere. Fueron tiempos muy duros, pero lo logramos, salimos adelante.
¿Cuáles son las claves de un buen vendedor?
Conocer su producto, amar su producto, estar convencido de la calidad de su producto, saber escuchar lo que quiere el cliente y ser perseverante para conseguir las ventas.
Te vi en correteos ayudando a la gente durante la cuarentena, viendo a tu papá enfermo; aparte sos mamá de un niño, esposa y, claro, funcionaria que incluso tiene que salir de viaje… ¿Cómo te da el cuero para tanto?
El promedio de vida de un ser humano es de 70 años; es muy poco tiempo para devolver a Dios todo el amor que nos tiene y las gracias que nos regala, así que hay que organizarse muy bien para hacerlo. Estoy lejos de ser perfecta o una santa, pero pese a eso Dios me ha bendecido con grandes milagros en mi vida y ahora está sosteniendo a mi familia para enfrentar el cáncer de mi papá. No soy rica, pero puedo donar mi tiempo y mi talento para cambiar el mundo; por eso pertenezco al Rotary desde hace 14 años.
¿Siempre estás de buen humor?
(Risas) A veces soy aburridísima, pero trato de que sean pocas veces. De manera general soy una mujer feliz y agradecida por lo que tengo.
¿Y qué tal sos como ama de casa?
Soy chinchi con el tema de la limpieza; me gusta que mi casa brille y huela a flores. Me encanta acomodar, seleccionar y que todo esté perfectamente ordenado. No me gusta mucho lavar y planchar, pero si toca, toca. Y respecto a la cocina, afortunadamente mi esposo, aparte de dirigir una empresa de tecnología digital, es chef profesional; así que me libré de ese oficio, aunque alguna vez lo hago por amor.
¿Qué te gusta mirar en la tele?
Las series con contenido, como Mujer, casos de la vida real y Como dice el dicho. Cuando voy al cine veo comedias románticas y, por mi hijo, dibujos animados.
Tu hijo está solito. ¿Has pensado en darle un hermanito?
Con mi esposo deseamos de todo corazón tener dos hijos. Lo dejamos en manos de Dios.