Entrevista

CRISTIAN PÉREZ: «SÉ QUE TENGO UNA CARA ALGO FEMENINA, PERO NO SOY GAY»

El cochabambino que salió a defender el título de “Ken boliviano” es un modelo y empresario que construye su vida desde que tenía 13 años, cuando se tiño el cabello de platinado y enfrentó el bullying en el colegio. Fue futbolista y tiene planes de formar una familia con alguien que sepa comprenderlo. 

Cuando los amigos de Cristian Pérez supieron que alguien se atribuía el título de “Ken boliviano”, lo llamaron para animarlo a que salga a defenderlo. No podía permitir que alguien se apropie del apelativo que tenía desde que era un adolescente. Y así lo hizo.

Sabiendo que era en Santa Cruz donde tenía que lucharla y hacerse conocer, visitó cuanto programa de televisión, radio y sala de redacción de periódico lo invitó para hablar del tema y hasta, en una de esos, conoció al “usurpador”.

Dice estar agotado de las entrevistas que hasta la fecha sigue dando y, más aún, porque no puede descuidar sus proyectos laborales. Cristian compra, remodela y vende departamentos, y también, con cuatro socios, se dedica a su empresa Top Music, negociando la presencia de grupos musicales internacionales en eventos.

Es cochabambino, ingeniero de sistemas de profesión y modelo desde que era un adolescente. «Desde mis 13 años yo tengo el look floreado», indica. «Me gustaba teñirme el pelo de rubio y pues parecía un muñeco, y todos me decían que era el Ken, ¡y todo el mundo me lo decía!».

Así empezó la historia del “Ken boliviano”. Pero, antes de continuar, para ilustrar a los amables lectores que puedan no estar sabiendo quién es Ken, aquí les va la explicación: se trata del eterno novio de la muñeca Barbie. Salió a la venta en 1961 y aunque nació rubio y blanco, con los años y por esas cosas de la inclusión, ha cambiado de piel, cabello y hasta de contextura física.

¡Sigamos con el nuestro! El pelo original de Cristian es color castaño, pero definitivamente el platinado es el que a él le gusta y, como se dijo antes, lo lleva desde pequeño, cuando era jugador del Club Deportivo Aurora. Así que, un buen día, agarró su platita y se fue a un salón de belleza. ¿Qué dijeron sus padres al respecto? «Son bien liberales y en vez de ser chapados a la antigua, lo son a lo juvenil», dice.

Con dinero ahorrado, salió de la casa familiar cuando tenía 17 años. A esa edad estaba entusiasmado con el fisiculturismo y la moda. Fue Mister Cochabamba Universitario 2017 y Mister Bolivia Universo 2019, título con el que participó en un certamen en República Dominicana. Uno de sus deseos es ser parte del elenco de una película. Asegura que estuvo a punto de lograrlo pero que, al final, por los problemas políticos y sociales del país, no se dio la oportunidad.

Sí, “el Ken” sabe maquillarse desde que era “chango”; según él, lo hace solo para las sesiones de fotos, porque para diario tiene una crema que le da color a su cuerpo y le bloquea los rayos solares. Con absoluta naturalidad indica: «Me perfecciono algunos rasgos. Con el tiempo, viendo cómo lo hacían los maquilladores, aprendí a hacerlo. Entonces me compré mis cosas y yo lo hago. ¡Es fácil!».

Es imposible que pase inadvertido por alguna parte; a su pinta hay que sumarle el 1,85 m de estatura. Dichas características alguna vez hicieron dudar a muchos de su nacionalidad, pero no; Cristian es hijo de padres bolivianos, ambos comerciantes jubilados. El ser único le dio toda la atención de ellos.

¿Hasta cuándo jugaste fútbol?

Hasta mis 17 años, justo cuando me independicé. Me accidenté en una moto y se acabó la profesión de futbolista. Pero sigo jugando; lo hago los miércoles con un grupo de amigos.

¿Cómo es que te independizaste tan joven?

Había ahorrado la plata que gané siendo futbolista. Entonces pude comprarme una casita y empezar con el negocio inmobiliario. A mis 26 años creo que he logrado lo que a muchas personas les ha costado, pero lo he hecho con mucha dedicación y buena disciplina.

Pero, por lo que decís, ¿tenías buenos ahorros?

Sí, yo soy una persona que no me gusta derrochar el dinero a la mala, en cosas innecesarias. Si salgo a un boliche un fin de semana es para divertirme; como no bebo nada de alcohol, lo hago solo para estar con mis amigos. Aparte de eso, he sabido invertir muy bien.

¿Y gastás en ropa?

Te cuento que yo me diseño mi propia ropa. O sea, todas las camisas, poleras, pantalones y trajes que uso son de mi creación. Yo compro las telas, voy donde mi costurera y le digo que me lo haga como el modelo que le llevo. ¡Toda mi ropa! Mis sacos, incluso los que son sublimados.

¿Has pensado dedicarte al diseño de moda?

Posiblemente a futuro saque una marca de ropa, pero tendría que enfocarme solo a ello; podría ponerle un nombre que vaya con lo del “Ken boliviano”, sería interesante.

¿Qué dicen tus amigos sobre tu vestuario?

Me preguntan dónde compro y yo les digo la verdad. Entonces les pido una polera o camisa que les quede perfecta, el modelo que quieren, y yo se los mando hacer con dos trabajadoras amigas mías; ellas los elaboran siguiendo mis diseños.

Okey, y ya que decís la verdad: ¿Qué cirugías estéticas tenés?

Me hice la bichectomía (reducción quirúrgica del exceso de grasa de las mejillas). Fue hace cuatro años; estaba usando ortodoncia y el odontólogo me sugirió hacérmela. ¡Ya, de una!, le dije. Quedó increíble, me gustó bastante.

¿Y solo eso te hiciste?

Sí, la única.

Disculpá que insista, pero, veo tu cara y parece que tuvieras otros arreglitos… ¿Bótox tal vez?

No, no, nada. Bótox, no. Tengo familiares que son cirujanos y todos me dicen que no me haga nada; ellos saben que es un poco jodido el tema de la recuperación y, además, uno se queda con la cara sin expresiones.

Pero el color de tus ojos sí es por lentes de contacto…

¡No! Son míos. Los heredé de mis abuelos maternos; él era argentino y ella era hija de españoles. Mi abuela era hermosa: tenía ojos plomos y medía 1,80 m.

Cristian, ¿de qué disfrutás en la vida?

¡Amo viajar! Creo que esa es una gran pasión que tengo: disfruto de los viajes mucho más que de las fiestas y discotecas. Llegan los fines de semana y si no puedo viajar lejos, me voy a algún pueblito, al Beni o a Santa Cruz. En Trinidad tengo un grupo de amigos, los Flows; a ellos voy a visitarlos.

Contame, ¿tu pinta te ha dado muchas cortejas?

No, te cuento que solo he tenido cinco novias; pero mis relaciones han sido de muchos años: cuatro o cinco años duraron. Ahora estoy dándome un tiempo; estaba en una relación, pero justamente se dio el tema del Ken y ella se molestó por los mensajes que yo recibía; se puso celosa. Si no me estaba apoyando en ese momento, no me estaba ayudando a surgir.

¿En algún momento alguien ha pensado que sos gay?

Sí, sí, sí, han pensado. ¡Varias personas me lo han dicho! Yo siempre recalco que soy heterosexual. Sé que tengo una cara algo femenina, pero no soy gay ni afeminado.  Hay quienes creen que lo soy también por mi cutis (risas); me ven y dicen “¡guau, niño de porcelana!”. Entonces hago notar que eso es porque me cuido y la verdad es que me cuido bastante. Voy al sauna, me entreno en el gimnasio de lunes a viernes, me bronceo casi todas las mañanas en mi casita y una vez al mes me hago una limpieza facial. En cuanto a comidas, como lo que quiero; mi cuerpo rechaza lo que no me favorece.

Y cuando estabas en colegio, ¿te hicieron bullying por tener el pelo plateado?

Sí, en el colegio me hicieron bullying, pero yo sabía defenderme. No soy de pelear, soy pacifista desde pequeño. Así que hablaba con los chicos que molestaban y así controlaba la situación; creo que llegar a los golpes es lo peor que puede pasar entre las personas. Si me hacían sentir muy incómodo, hablaba con mi papá y me cambiaba de colegio. ¡He estado en siete colegios!

Cristian, ¿alguna vez vestirás de forma más seria o formal? Lo pregunto por si es una exigencia laboral…

No creo que sea necesario cambiar de look para eso. Creo que eso es mi reflejo desde pequeño. Además, considero que la seriedad está más en la actitud que en la apariencia. Cuando voy a alguna reunión con empresarios, me pongo mi ropa y listo; eso sí, no siempre visto de floreado (risas). Voy de acuerdo a la ocasión.

El tiempo pasa, ¿cómo creés que serás a tus 40 años?

Tal vez (risas). Quizá me haga crecer la barba, o cambie de peinado…

¿Has pensado en tener el cabello de otro color?

Sí, te cuento que sí, pero son tantos años teniéndolo así que lo veo un poco difícil. En la pandemia lo oscurecí, pero no me acostumbré a verme diferente; me miraba al espejo y sentía que no era yo (risas).

¿Te ves casado, con familia propia?

Sí, pero no tengo fijada una edad para casarme. Pienso que lo más inesperado es lo más bonito. Imagínate, puede pasar de la noche a la mañana; si llega la persona indicada, una que sepa comprenderme, yo me enamoro y me caso. Sueño con tener hijos en algún momento.

Bueno, sinceramente: ¿Qué me decís del otro “Ken boliviano”?

No es humilde, es torpe para hablar. Bueno, cada quien tiene su forma de ser, pero creo que él está queriendo ser alguien que no es y, lo peor, trata a la fuerza de que la gente se lo crea. Yo siempre tengo presente en mi vida algo que me enseñó mi padre: la humildad es un paso hacia el éxito.

¿A vos te gusta que te comparen con el novio de Barbie?

Sí, porque yo desde niño llevo ese apodo. Mi madre me dice muñeco (risas).

 

 

 

 

 

 

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