La cantante cruceña acaba de lanzar uno de los tres videoclips que grabó en Uyuni. “Hipocresía” se llama el tema que interpreta con el colombiano Evan Redem.
A Iciar Díaz no le cabe la felicidad en el corazón. Acaba de lanzar el videoclip de una canción de su autoría y dentro de poco un par más verá la luz. “Hipocresía” ya suena en las plataformas musicales y podría ser el tema con el que su casa productora pretende un Grammy. ¿Tenés chance de lograrlo?, le pregunté. «No lo sé. En este momento no tengo la expectativa, pero hay que comenzar a luchar para conseguirlo. De repente no lo gane este año, pero de que un día lo voy a conseguir, estoy segura que sí», aseguró la “mujer bonita que mira el mar desde la ventana”. No, la frase no es parte del hit, es el significado del nombre vasco de la artista. Se lo puso su abuelo.
¿Cómo son esos videoclips que te tienen tan contenta?
Los grabamos en Uyuni, en varios lugares: en un teatro antiguo, en el museo de ferrocarriles, en Pampa Colorada, en el cementerio de trenes, en el salar y en la misma ciudad. Fue una gran producción, ¡llevamos hasta un caballo! Estuvimos cinco días para lograr un buen trabajo y la verdad es que lo hicimos con mucha entrega y amor. El videoclip lanzado es uno de dos que grabo con el cantautor colombiano Evan Redem.
¿Cómo fue que se dio este trabajo con él?
Llegué a él por mi amigo Siete Camilo, otro artista de Medellín. Lo conocí en una alfombra roja, en la entrega de unos premios. Evan tiene un disco con mujeres de Latinoamérica y ‘Cami’ nos presentó; así empezamos a trabajar juntos: yo fui a Medellín varias veces y ya le tocó a él venir para hacer los videoclips. Tenía muchas ganas de conocer Uyuni y por eso la elegimos como locación.
¿Él está tan feliz como vos por lo conseguido?
¡Estamos muy emocionados! Nuestra primera canción es una fusión de cumbia con un poquito de urbano y la segunda es cien por ciento urbano. La que grabé sola es cumbia con algo de regional mexicano. ¡Todo para bailar!
¿Vos componés también las melodías de tus canciones?
Sí, yo compongo letra y música. Mi primera canción la compuse en 2019, se llama “Nada a medias”, pero llevo 10 años con el sueño de cantar.
Sueño que es una realidad, ¡hasta cantaste en el Miss Mundo!
Sí, allá quedé entre las 10 mujeres más talentosas del mundo. En la noche final canté con otras concursantes “El mundo en unión”, tema que grabamos en el estudio de Los Beatles, Abbey Road. Fui la única latina en el grupo y fue un gran privilegio estar ahí.
¿Te sirvió ese concurso como plataforma para cantar?
Me sirvió como experiencia, para estar en el Abbey Road Studios, por las amistades que se hacen en el concurso… Por eso, más que por mi carrera como cantante.
¿Te has preparado profesionalmente con otra carrera por si no resulta lo de cantar?
Estudié Comunicación Social, me gradué por excelencia a los 21 años. En 2021 terminé una maestría de Comercio Electrónico y Marketing Digital en la Universidad de Barcelona. Mientras estuve dedicada a la música, siempre seguí estudiando. A la par, he tomado cursos de técnica vocal y de actuación; estuvo un año en el elenco de Chaplin Show. Mientras se realizaban los reinados, yo no dejé de formarme.
Participaste en el Miss Santa Cruz 2019 como representante de la Mancomunidad Chiquitana, ¿por qué no de San Ignacio de Velasco? Me dijeron que sos de esa ciudad…
Mi madre es la nacida en San Ignacio de Velasco. Yo viví en esa ciudad cuando cursé los últimos tres años de colegio. Por el trabajo de mi padre, mi infancia transcurrió entre Londres (Inglaterra) y Santander (España). Mi abuelo era español y papá siempre quiso volver a Europa. Después vivimos dos años en Cáceres (Brasil) y tuve que aprender el portugués de forma metódica. Pero gracias a eso, durante la pandemia, pude conocer el mercado musical brasileño y acercarme a Eduardo Costa, un artista muy conocido allá; con él grabé una canción que ahora tiene 11 millones de reproducciones en YouTube, “Enamorado”. He aprendido que lo que se aprende alguna vez, servirá de mucho en el futuro. El portugués me sirvió para ingresar a un país tan consumidor solo de lo suyo.
¿De quién heredaste ese amor por cantar?
De nadie (risas). Mis padres son muy bailadores, pero no cantan. Yo también soy bailadora; bailo desde chiquitita, yo hacía mi show sin importar que hubiese o no gente a mi alrededor.
Pero imagino que no sos ‘shoucera’…
No, no, no (risas). Yo ponía mi música y bailaba.
¿Y sabés tocar algún instrumento musical?
No, nada. Desde mis 11 años he intentado, pero no puedo; supongo que las personas tienen talentos distintos.
¿Alguna vez pensaste en meterte en concurso de canto?
Sí, alguna vez le pregunté a un productor qué opinaba de esos concursos y me dijo que muchas veces son destructivos emocionalmente para el cantante; me explicó que el cantante vive mucho de su amor propio, de su voz y de la credibilidad que puede tener por lo que pueda llegar a ser. Muchas veces esos certámenes te desploman sin que realmente sea cierto lo que te dice un jurado; no siempre el jurado es objetivo ni el que juzga sabe.
Por lo visto estás firme en tu propósito de seguir cantando; la cosa es que no aparezca alguien por ahí, te mire bonito y dejés tu sueño a un lado…
No (risas). No hay negociación en ese sentido conmigo. La persona que me quiera, me tiene que acompañar en esto. Son demasiados años de trabajo para que deje de perseguir mi sueño; eso no pasará.