Entrevista

ILANI RIBERO: «HE APRENDIDO A CUIDAR MI CORAZÓN, A QUEDARME CERCA DE LO QUE ME HACE BIEN»

La bloguera de viajes, activista, poeta y escritora organizó un seminario online llamado “Miel con limón”. Desde Indonesia, la boliviana busca motivar a las mujeres y generar empatía entre ellas.


Ilani Ribero es una persona fuera de lo común. Cuando empezó la cuarentena en el 2020, estando a miles de kilómetros de Bolivia, realizó una serie de transmisiones en Instagram Live en los que junto a diversos invitados hablaba de temas inspiradores, todo con la idea de ayudar y distraer a los que estaban encerrados en sus casas. En esa época ella acababa de llegar a Indonesia, país del sudeste asiático donde había planificado vivir al menos un mes, como lo había hecho en los sitios que ha visitado desde 2018, cuando decidió ser bloguera de viajes.

La boliviana es activista por la naturaleza, poeta, escritora motivacional y, desde hace poco, emprendedora. Sus ganas por contribuir al aprendizaje femenino la llevaron a crear un seminario online al que ella ha denominado igual que su libro: “Miel con limón”. Son historias que inspiran, todas contadas por personajes que un día aprendieron a “cambiar de maceta”. Arranca este sábado 20 de marzo y las conferencistas son: Nadia Nemer, Ana Albiol, Alejandra Giraldo, Candela Montero, Vanessa Nueda, Laura Albiol, Alessandra Guglielmi, Mónica Ribero, Gabriela Oviedo, Gabriela Molina, Adriana Márquez y, por supuesto, la anfitriona Ilani Ribero que expondrá “Cambiar miedos por sonrisas”. Algo que ella, sin duda, sabe hacerlo.

¿Cómo surge este seminario?
La experiencia que tuve con los Instagram Live a inicios de la cuarentena del año pasado fue muy enriquecedora y la respuesta fue muy linda. Esto me permitió comprobar el poder que tienen las palabras y lo importante que es compartir nuestro aprendizaje. A partir de allí nació la idea de crear un espacio de inspiración y desarrollo personal, en el que grupos de oradores con historias potentes pudiesen compartir sus experiencias y lograr tocar de manera positiva la vida de otras personas. La primera edición de “Miel con limón – Historias que inspiran”, cuya temática es “Reinventarse: El poder de una segunda oportunidad”, será la exposición de 12 mujeres que hablarán abiertamente y sin filtros con el único fin de motivar.

¿Creés que a las mujeres les falta motivación?
Pienso que con lo que estamos viviendo hace ya un año, a todos nos viene bien un poco de motivación. Pero la razón por la que decidí que este primer evento esté encabezado específicamente por mujeres y enfocado a un público femenino, es porque siento que muchas veces se nos olvida la importancia de apoyarnos entre nosotras, de que juntas podemos lograr grandes cosas y que no estamos en competencia. Creo que es muy importante practicar la sororidad y empatía entre mujeres, darnos cuenta que tenemos más similitudes que diferencias; que la mayoría hemos pasado por situaciones parecidas y que, siempre que podamos, deberíamos ayudarnos a salir adelante.

¿Por qué el nombre?
En 2013, antes de lanzar un blog en el que buscaba compartir mi amor por el arte en sus diferentes manifestaciones, tuve un resfrío muy fuerte que me mandó a la cama. Nunca he sido muy amiga de tomar remedios, así que la miel con limón se convirtió en mi mejor aliada; me encantaba la manera en que tomarla me aliviaba de forma inmediata. Días después elegí ese nombre para el blog porque me emocionaba pensar que, a través de él, mis palabras podían transmitir la misma sensación: que podían curar, sanar el alma. Años más tarde se convirtió en el título de mi primer libro.

Sé que tenés un emprendimiento llamado Moonrise Cup, ¿de qué se trata? ¿Por qué lo calificaste en tu face como “hermoso propósito”?
Moonrise Cup es una marca de copas menstruales creada por amigos que conocí en Bali. El año pasado, en medio de la cuarentena, con una gran amiga y ahora socia (Sofía d’Arruda) decidimos emprender y llevar la marca a Bolivia, con el propósito de crear conciencia y lograr que más mujeres de nuestro país tomaran la decisión de hacer ese cambio que es tan positivo para nuestro cuerpo y para el medioambiente.

¿Qué hacés viviendo en Indonesia, donde tiembla la tierra a cada segundo?
(Risas) Es cierto que este es un país que tiembla mucho, pero me ha regalado tantas cosas lindas que ya hasta me acostumbré a “menearme” un poco de vez en cuando. Llegué a Bali por primera vez en 2018, cuando estaba en medio de un viaje como mochilera por el sudeste asiático. Tenía planeado pasar uno o dos meses en Indonesia (lo había hecho así con los anteriores países hasta ese momento), pero tuve una conexión tan linda y profunda con esta isla, que se convirtió en mi hogar y me quedé viviendo acá durante medio año. Volví en marzo de 2020, nuevamente con la idea de estar acá poco más de un mes. Venía de un largo viaje por Australia y luego tenía que regresar a Bolivia, pero, claro, 2020 es un año en el que los planes de todos cambiaron con la llegada del coronavirus. Los cuarenta días en Bali se convirtieron en un año y contando… En todo este tiempo hubo subidas y bajadas, semanas de encierro y también con oportunidades para seguir explorando, conociendo y empapándome de la cultura indonesia; con proyectos que, al igual que para muchos, se iban cancelando por la pandemia, pero a la vez con nuevas oportunidades de seguir creando y haciendo lo que amo.

¿Cómo has vivido la pandemia en un país donde las condiciones de salubridad no son las mejores y, además, estando lejos de tu casa y de tu familia? ¿Sentiste o tenés miedo?
Es muy cierto que en Indonesia no se tienen las mejores condiciones de salubridad, pero Bali específicamente no ha sido un lugar muy afectado por la pandemia. Muchas veces siento que vivo en una burbuja, porque acá nunca tuvimos una cuarentena rígida y prácticamente llevamos una vida “normal”, con barbijos y algunas restricciones, pero tenemos bastante libertad. Al principio fue muy duro estar acá. Dos días después de llegar a Bali cerraron las fronteras y todos los vuelos empezaron a cancelarse. Si quería volver a Bolivia en ese momento tenía que pasar por cinco aeropuertos y tomar cuatro aviones, con la posibilidad de que me dejen varada en el camino. Tomé la decisión de quedarme porque, dadas las condiciones, me sentía más segura acá. Para ser honesta, nunca sentí miedo a contagiarme, pero sí me daba, y a veces me sigue dando, ansiedad al pensar que alguien de mi familia podía enfermar y yo estando al otro lado del mundo. A pesar de todo, he intentado mantenerme siempre positiva.

Parafraseando algo que vos escribiste… Cuando el mundo te obligó a parar, ¿qué lección te dejó?
Algo que me alegró mucho descubrir, es que muchas de las lecciones que la mayoría de las personas aprendieron al tener que parar ya eran parte de mi vida. ¡Yo ya abrazaba mucho antes de la pandemia! Gracias al viaje que hice como mochilera, ya había aprendido a vivir un día a la vez, a estar abierta a cambios e improvisaciones y a no planificar tanto y a adaptarme a lo que venga. Y si bien se me cayeron varios proyectos relacionados con viajes, yo ya trabajaba de manera remota. A pesar de todo esto, aprendí a valorar mucho más algunas cosas que daba por sentado y también decidí hacer un cambio en mi alimentación.

Sos bloguera de viajes, ¿qué te llevó a recorrer el mundo?
Viajar es algo que me apasiona desde que tengo memoria. Conocer nuevos lugares y aprender de otras culturas siempre ha sido algo importante para mí, pero fue en marzo de 2018 que inicié una aventura que me cambió la vida y a partir de la cual empecé a crear contenido de viajes. En esa oportunidad, la mayor parte del tiempo estuve viajando sola, pero he viajado mucho con amigos y con mi familia también. La pandemia frenó varios viajes que tenía programados para el primer semestre del año pasado, pero también me ha dado la oportunidad de conocer más de Bali y de otras islas en Indonesia.

De los lugares que has visitado, ¿dónde volverías una y mil veces?
El Salar de Uyuni es uno de mis lugares favoritos en el mundo, podría ir mil veces y seguir sorprendiéndome como la primera vez porque siempre es una experiencia diferente. Lo he visto en temporada seca y lluviosa, y cada escenario tiene algo único y especial. Además, me ha regalado algunos de los atardeceres más impresionantes de mi vida.

Contame sobre los “niditos” que llevaste a Australia tras los incendios…
En enero del año pasado, el grupo de bomberos voluntarios bolivianos GEOS Bolivia tuvo la iniciativa de tejer nidos de lana para ayudar a las crías de canguros y koalas que perdieron a sus mamás durante los incendios en Australia. Con la ayuda de diferentes personas de algunos departamentos del país lograron tejer alrededor de 100 unidades. El artículo indicaba que aún no habían conseguido el medio para que estos niditos lleguen a su destino y justamente yo partía a Australia en unas semanas. Inmediatamente me contacté con ellos y luego de varios mensajes, reuniones y llamadas, logramos coordinar todo. Al principio fue un poco difícil encontrar el lugar indicado para entregarlos, pero la vida siempre se encarga de ponernos angelitos en el camino, esas personas que aparecen cuando más las necesitamos y se encargan de llenarlo todo de luz. En este caso fue Nuria, una española que vive hace muchos años en ese país y que los últimos diez los ha dedicado a ser parte de los 400 voluntarios que conforman Fauna Rescue SA, el grupo más grande de rescate del sur de Australia. Ella se encargó de coordinar todo, y juntas fuimos a Adelaide Koala & Wildlife Hospital; ahí pudimos ver, entre otros animales, koalas y zarigüeyas bebés que habían quedado huérfanos durante los incendios y que desde ese momento iban a poder tener una mejor recuperación en los niditos. Al igual que ellos, muchas otras especies recibieron esta misma ayuda. De hecho, a los pocos días, Nuria me estaba enviando imágenes de canguros bebés y aves usando los abriguitos. Vivir momentos como ese me llenan de gratitud y me reconfirman que, cuando realmente queremos ayudar a los demás, no existen límites, fronteras ni kilómetros de distancia que se interpongan.

¿Qué te inspira a vivir, Ilani? ¿De dónde sacás tanta energía positiva?
La vida misma es lo que me inspira a vivir. La gente que amo, la naturaleza que me rodea, los sueños cumplidos y los que todavía no he alcanzado, pero que sé que con esfuerzo voy a conseguirlos. Me llena de energía positiva poder hacer lo que amo y llamarlo trabajo; vivir en el lugar de mis sueños, las personas con quien elijo compartir mi vida porque me inspiran y también me contagian de su energía positiva. He aprendido a cuidar mi corazón, a quedarme cerca de lo que me hace bien… A ser un poco egoísta, pero un egoísmo que en realidad es amor propio. Y, sobre todo, he aprendido a practicar la gratitud.

 

DATOS
Para participar en el seminario “Miel con limón – Historias que inspiran”: http://mielconlimon.com/
Web de Ilani Ribero: https://ilaniribero.com/
Blog de Ilani Ribero: https://ilaniribero.blogspot.com/

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