Arte

ISABEL JIMÉNEZ PRESENTARÁ UNA NOVELA “ENTRE DOS MUNDOS”

La maestra y escritora española cuenta hechos históricos de las dos Santa Cruz de la Sierra, la de España y la de Bolivia. El lanzamiento será en la Feria del Libro.


Lucía y Darío son dos niños que viven en Santa Cruz de la Sierra, dos ciudades diferentes compartiendo el mismo nombre: una en España y otra en Bolivia. Y aunque su amistad se da mediante una red social, casualmente descubren que están unidos por la sangre de sus antepasados y las raíces de sus pueblos. Ese es el argumento de la segunda novela de la escritora española Isabel Jiménez González, “Entre dos mundos”, recientemente editada por ICEES en esta parte del mundo. Originalmente, la obra fue publicada en 2020 por la editorial Círculo Rojo.

El singular escrito estará en la Feria del Libro de Santa Cruz (del 28 de julio al 8 de agosto) sin la presencia de la autora por motivos de la pandemia. Espera venir pronto, apenas las condiciones de salubridad lo permitan. Sin embargo, asegura que conoce la ciudad casi como si hubiese estado en ella. Para escribir investigó su historia, desarrollo y hasta las costumbres y formas de hablar de los cruceños.

¿Cuál es la mayor diferencia entre ambas Santa Cruz de la Sierra?
Su gente. Es increíble lo amables y amistosos que son los cambas. A mí me han colaborado muchísimo con fotografías e información solicitadas en grupos de redes sociales en los que estoy incluida. Otra cosa que diferencia nuestras poblaciones es el tamaño: sé que ustedes tienen alrededor de tres millones de habitantes; nosotros no llegamos ni a 400 personas viviendo en casas sin ningún edificio. Somos un pueblo muy pequeñito.

¡Y eso que tienen más historia que nosotros!
Historia y prehistoria. Tenemos restos arqueológicos de la Edad de los Metales y del Medioevo. Nuestra iglesia se alza sobre los restos de un antiguo templo romano y hay ruinas de un convento del siglo XVII en el risco en cuya falda estamos asentados. Ñuflo de Chaves nació acá en el siglo XVI y le puso el nombre de su pueblo a la población que fundó en América, quizá porque encontró similitudes entre ellas. Vi imágenes de las serranías de San José de Chiquitos muy parecidas a la nuestra.

Sé que usted no es de la Santa Cruz de la Sierra española. ¿Qué hace allí?
Vivo acá desde el 2004, y ya puedo decir que soy santacruceña (gentilicio en España). Nací en Cáceres, pero mi infancia la pasé en Trujillo, una ciudad que está a 15 minutos por la autovía. Allá conocí a mi esposo (David Óliver) y cuando nos casamos decidimos venirnos acá porque él es originario de este pueblo. Mis hijos (Lucía y Darío) nacieron aquí.

Sus hijos son los protagonistas de su novela…
La idea de incluir a mis hijos en la novela o de utilizar a chicos como ellos fue para transmitir en los jóvenes el interés y el gusto por la lectura. Me sentí inspirada en ellos, en sus aficiones y en lo que les gusta hacer. Incluso pedí que me colaboren con el uso de las nuevas tecnologías en ciertos detalles. Definitivamente, fueron mis mejores modelos, en los que me fijé, porque mi meta con el libro es llegar a los jóvenes. Ojalá pueda ser recomendado en las escuelas y colegios por su forma diferente y amena de contar la historia de dos poblaciones. Su lectura no es nada pesada; puede ser leído por chicos, jóvenes, mayores y abuelos.

Por lo visto usted cuenta hechos históricos buscando no aburrir…
Hay que hacerlo. Ahora mismo estoy trabajando en un libro que combina recetas de repostería con acontecimientos históricos. A mí me gusta mucho la repostería y quise fusionar esa pasión con la Historia, de manera que la gente conozca el pasado deleitándose con dulces que lo transporten a otras épocas.

Maestra, aficionada a la historia y a la literatura, ¿sigue dedicada a la docencia?
Sí, soy maestra de educación especial en Trujillo, adonde voy a diario. Ahora no porque estamos en vacaciones de verano. Amo los niños, amo enseñar y me encanta leer. Crecí entre libros y en mi casa nunca han faltado. El deseo de escribir surgió en mí cuando era pequeña. He escrito cuentitos desde que estaba en el colegio, a los siete u ocho años; pero ya en mayor, cuando empecé a saber más, es cuando mi interés creció y quise contar la historia de manera entretenida para cualquier público.

Okey Bolivia
Nacimos para resaltar las cosas buenas de la vida; para conversar, apoyar el talento y el trabajo de la gente.

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