En 2019, las damas alcanzaron el Aconcagua; su próximo reto es el Everest, la montaña más alta del mundo. La líder, Lidia Huayllas, asegura que en las cumbres olvida sus problemas y siente libertad.
Cholitas ganó un premio del prestigioso festival italiano Cervino Cine Mountain, galardón que se suma al recibido en la última edición del español Bilbao Mendi Film Festival (2019). La película documental, dirigida por Jaime Murciego y Pablo Iraburu, narra el ascenso al Aconcagua de cinco indígenas bolivianas vistiendo su falda tradicional, la pollera. «Yo veía que mi esposo subía con los turistas y siempre quise hacerlo. Hasta que un día (en 2015), animada por él, lo hice junto a unas amigas. Once cholitas escalamos el Huayna Potosí (6.088)», cuenta Lidia Huayllas, la líder del grupo, cada vez que se lo pide gente entusiasmada por su ímpetu. Después de ese logro al primer intento, Lidia y sus colegas hicieron cumbre en el Acotango (6.050), Parinacota (6.350), Pomarape (6.650), Illimani (6.462) y Sajama (6.542 m s. n. m.). «Cuando llegamos a nuestra primera cima, entre toditas nos abrazamos», recuerda.
En 2019, las extraordinarias damas alcanzaron el Aconcagua, ubicado en Argentina y con 6.962 metros de altitud. Esa experiencia es prácticamente palpable en el documental. “Liíta” González recuerda que tuvieron miedo por desconocer el destino y ser en otro país. “Pero nos armamos de valor y dijimos ‘ahora es cuando’», dice. «Nos favorece el tener contacto con la montaña, con la Pachamama y con el Achachila… Al menos yo siento que nos quieren». El próximo reto es subir el Everest, ubicado en la frontera entre China y Nepal y con 8.848 metros sobre el nivel del mar.
Para estas damas aymaras las polleras no son un impedimento para escalar, aunque al principio mucha gente se los dijera; claro, pensando más en el género que en la prenda en sí. «Nadie puede decir que las mujeres tenemos límites; nosotras podemos hacer todo lo que queramos», dice Lidia Huayllas, la coordinadora del grupo. “En mi casa tengo muchas preocupaciones, pero en la montaña me olvido de todo y me siento la mujer más feliz y libre del mundo. Allá arriba se siente la libertad».
Tan lejos ha llegado la fama del grupo e inspiradora su acción, que la revista de modas Vogue las retrató para su portada en la edición latinoamericana de octubre de 2019. Parte del reportaje decía: «Mujer de pollera, chola o como mejor se le conoce con el diminutivo, cholita. Es una identidad, una denominación étnica, un verdadero festín de adjetivos, características y cualidades que se conjugan en una mujer que lleva su historia, su autenticidad y las no tan visibles luchas culturales y sociales que van plasmadas en su piel»… Y un poco más poético: «Así sea en las calles de La Paz, Ciudad del Cielo, cuando con su falda de corte ancho es una paceña más, de aquellos miles que conviven en el dinamismo de la urbe, o cuando a más de seis mil metros de altura, ante el silencio de la montaña, conquista la cumbre sin dejar a un lado la prenda que tanto la caracteriza. La cholita, una mujer de tez morena, con bellos rasgos indígenas, con la herencia palpable de la cultura aimara (también referida como aymara), es la viva representación de la mujer moderna cuyo latido resuena en Latinoamérica».
En marzo, Lidia Huayllas y Elena Quispe estaban en España para iniciar la gira promocional del documental cuando los cines se cerraron y la gente se tuvo que encerrar por culpa del COVID-19. Entonces tuvieron que regresar a Bolivia de inmediato y posponer sus planes de contarle a Europa su historia. Pero la prensa se ha encargado de eso de la manera más fidedigna posible y Cholitas lo hace casi de primera mano. Arriba o lejos de las montañas, estas bolivianas son mujeres que son esposas, madres y abuelas, la mayoría se dedica a las labores de la casa, a cocinar para turistas y hasta una de ellas es maestra de escuela. Todas son ejemplo de fortaleza y convicción cuyo eco resuena ya en todo el mundo. Esta mes, Cholitas se estrena en Suiza, donde participa en el Festival International du Film Alpin des Diablerets (FIFAD), y en el 16 Festival Internacional de Cine de los Derechos Humanos de Sucre (Bolivia), que se celebrará en formato online entre el 17 y el 23 de agosto.