Emprendedores

LOS PRODUCTOS DE MARCELA BRUUN SON “DELIS” Y NO TIENEN AZÚCAR

Bajo la marca Amore Vita, esta universitaria comercializa mantequilla de maní, crema de avellanas, crema de chocolate y maní, mermelada de frutilla con naranja, brownies y brigadeiros  

«Yo hago productos sin azúcar y sin conservantes. Mi meta es que la gente no sufra al hacer una dieta donde le prohíban la ingesta de dulces». Esa es la presentación de Marcela Bruun, que bajo la marca Amore Vita fabrica y vende mantequilla de maní, crema de avellanas, crema de chocolate y maní, mermelada de frutilla con naranja, brownies y brigadeiros. ¿Se te antojó algo?

Tiene 26 años y es estudiante de Marketing y Publicidad. Le faltan tres materias para terminar la carrera que le permitió incursionar en su saludable negocio. «Claro, no es solo vender un producto, se tiene que vender una experiencia y una necesidad», indica. «Siempre me interesó el tema nutricional, pero en un principio uno lo ve desde otro punto y no de manera integral. No solo es cómo te ves por fuera, sino cómo estás por dentro».

El nacimiento de su niña hace cinco años la llevó a alimentarse mejor con el fin de ser un buen ejemplo en el futuro. «¿Cómo le podía exigir a Valentina que consuma verduras si yo no lo hacía? Ahora debo ser la única mamá que pelea con su hija para que coma menos verduras y consuma más carbohidratos y proteínas?», expresa.

En ese afán por una vida más sana y pensando en un negocio que le permita trabajar en su casa y cuidar al mismo tiempo de su hija, hace un año Marcela empezó a leer todo lo referente a la elaboración de dulces cero azúcar. En la cocina de sus abuelos hizo varias pruebas, hasta que consiguió una mantequilla de maní parecida a la que comía en los sándwiches que le preparaba su madre en Estados Unidos.

Primer producto logrado. Luego surgió el resto y, en plena cuarentena, lanzó la leche condensada, una exquisitez que nada tiene que envidiar a la que engorda. ¿Con qué máquinas la hizo? «Mi mamá me enseñó que hay que hacer lo que uno pueda con lo que uno tenga», zanja orgullosa. Trabaja de madrugada para que durante el día estén disponibles, y disfruta intercambiando ideas y experiencias con sus clientes que ven en ella un ejemplo de bienestar corporal. Obvio, es linda y luce fit.

Amore Vita no es el primer emprendimiento de Marcela Bruun. Vendía brownies en el colegio y luego sushis cuando nadie en la ciudad los hacía caseramente. Después se dedicó a la fabricación de unos puffs gigantes que aún están en su cabeza. Por último también se metió a elaborar ropa interior de mujer, pero por la mano de obra costosa y sin detalle tuvo que dejarlo. «Ahora me va bien, ¡tanto que hasta hago envíos a Montero y Trinidad!», se ufana. «Me enorgullece y hasta lloro de felicidad al ver los frutos de mi trabajo. Mi abuela dice que las cosas que se hacen con amor, salen bien».

La pandemia frenó su expansión, pero ella no se amilana y continúa en su labor. Aunque duerme poco, asegura que sueña mucho. Amore Vita significa “amar la vida”, cuidarse a sí mismo. Esta joven emprendedora lo está haciendo e invita a probar sus productos. «Son delis».

Dato:

https://www.facebook.com/amorevitaproducto

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