ES LA REPORTERA DE UNITEL MÁS CONOCIDA DE SANTA CRUZ. LLEVA LA MITAD DE SU VIDA TRABAJANDO EN TELEVISIÓN. PESE A HABERSE ENAMORADO ALGUNA VEZ, NO LE TEME AL MATRIMONIO; A LA MORGUE SÍ.
A ‘Maxi’ Correa solo se la puede entrevistar en medio del bullicio de los eventos, esos en los que no puede faltar la reportera de Unitel más conocida de Santa Cruz. Y no, no fue fácil convencerla: aunque no lo parezca es vergonzosa y prefiere mantener perfil bajo. Pero esta vez a ella le tocó responderle a un preguntón.
Máxima es su nombre, seguro que pocos lo saben. Para no desvelar su edad, diremos que lleva la mitad de su vida trabajando en televisión. Antes, desde los 10 hasta los 20 años, lo hizo con una pariente que pagó sus estudios cuando su padre falleció y a su madre no le alcanzaba el salario para atender a toda su familia.
Estando en el primer año Comunicación Social, un amigo la ayudó a ingresar a Unitel, en la época en que se llamaba Teleoriente. «Empecé haciendo prácticas y a medida que iba estudiando hacía mis pininos en la tele; aprendí de todo: producción, coordinación y hasta manejar un programa», cuenta.
Maxi, sos activo fijo de Unitel…
Soy orgullosa de estar tantos años en la empresa y que en un principio me hayan dado la oportunidad de trabajar.
¡Y que no te hayan botado hasta ahora!
(Risas) ¡Tenés razón! Pero, de verdad, tengo el cariño de mis jefes y de los dueños. Siempre me han apoyado y guiado para hacer mejor las cosas, marcando la diferencia con otros tipos de notas con mi estilo; siempre le pongo color o vida a las que tratan de arte, folclore, reinas y misses.
¿Has cubierto otras áreas? Como política, por ejemplo…
Sí, especialmente cuando hay paro. Me ha costado un poco, pero las he hecho con el apoyo del camarógrafo y de los jefes para no meter la pata. Pese a que más o menos tengo criterio y sé lo que la gente quiere saber, ellos revisan las notas antes de lanzarlas.
¿Y de deporte y policial?
¡También! Cuando no hay un equipo de prensa, puedo ir yo a cubrir los eventos deportivos; después paso la nota y los encargados verán si sirve o no. Lo policial no me gusta mucho, por el tema de la sangre y el dolor de la gente; me ponen muy nerviosa y me da miedo ver cuerpos deshechos, sin cabeza… No quisiera hacer una cobertura en una morgue, ojalá que no me manden nunca. Pero sí, he reporteado accidentes; los cubro porque son hechos noticiosos que nos topamos en el camino y es una norma de la empresa hacerlo.
Sé que no terminaste tu carrera, ¿por qué?
Uno, porque no me dio tiempo y, dos, porque no me puse la meta de terminarlo.
Y flojerita, ¿no?
(Risas) No, no me da; sino que ahorita, por ejemplo, estoy trabajando tarde y noche, y en la mañana me cuesta un poco levantarme. Pero tengo interés de terminar mi carrera; me faltan dos años.
¿Y tenés tiempo para tener pareja?
No. Mirá, evito comentar sobre mi vida personal.
Pero yo no te preguntaré más de lo que podés decir…
Pero, ¿acaso eso le interesa a la gente?
¡Por supuesto! A mí me interesa…
(Risas) Vivo con mi mamá y algunos de mis hermanos. Somos muy unidos, nos ayudamos y apoyamos.
¿Por qué no te has casado; le tenés miedo al matrimonio?
No, no le tengo miedo. Lo que pasa es que he cubierto tantas bodas, donde la gente ha gastado en full fiesta y en full decoración, y resulta que al mes ya se había acabado todo, hasta el amor (risas). En serio, mi sueño era casarme; te cuento que Érika Weise me iba hacer el vestido de novia; ‘Quito’ Velasco me dijo un día que iba a decorar mi boda… ¡Todo lo tenía! Pero nada.
Pero, ¿te has enamorado?
¡Obvio! Pero a veces la gente no entiende tu trabajo, el tiempo que te requiere y que a uno le apasiona.
Aunque sea una pregunta cliché, te la hago: ¿Qué serías si no fueses periodista?
Me hubiese gustado ser farmacéutica. Nada que ver con Comunicación Social, pero me decidí por esta profesión. En el colegio, mis compañeras me decían que estudie comunicación, que tenía potencial para esto y les hice caso (risas).
¿Nunca te has cansado?
Nunca. Mi trabajo no me cansa y eso que muchas veces me he amanecido haciéndolo. Nunca me he sentido obligada a trabajar solo porque gano un sueldo. Amo lo que hago y me gusta que todo salga lo mejor posible, que al aire se vea reflejado el esfuerzo que hacemos.
¿Y qué tal la cobertura de los concursos de belleza?
Me gusta cubrirlos; llevo muchos años tras ellos. Igual me pongo nerviosa en las finales; ellas me contagian su adrenalina y sufro ante la incertidumbre de quién ganará.
Y tenés tus preferidas…
Sí, he tenido; pero nunca lo he manifestado, me lo guardo porque mi opinión no vale.
¿Alguna vez tuviste una mala experiencia en tu trabajo?
Justamente con un concurso de belleza, con los padres de las reinas; cuando piensan que uno ha apoyado con su cobertura a la rival. En lo particular, yo cubro porque tengo que informar; a mí no me interesa quién gane. Lamentablemente, hay medios que tienen sus favoritas y lo hacen notar; entonces todos pagamos el pato y recibimos la tratada de la gente.
Pero a vos mucha gente te quiere, ¿lo has notado?
Sí, eso es algo que me ha dado mi trabajo y que me hace muy feliz. En la cuarentena muchas personas me llamaban para decirme que me cuide, que porque paraba en la calle, que porque estaba gordita (risas)… Yo les decía: “No se preocupe, ya estoy bajando de peso” (risas). Son muchas las muestras de cariño recibidas y eso anima a seguir adelante.
Oye, has entrevistado a muchos artistas famosos…
¡A muchos! Pero al que siempre recuerdo es a Christian Meier. Lo había visto en novelas como La tormenta, donde salía mostrando su cuerpo. Al hacerle la nota me refiero a eso: “Christian Meier es uno de los artistas que la gente más admira por el físico que tiene”. Entonces él me dijo: “¡Claro, pero venga!”, y me agarró, me apretó y quería que yo lo toque. ¡Me quedé muda! No podía seguir haciendo la nota, no me salían las palabras.
¡Te apechugó!
(Risas) ¡Ajá! Apenas pude terminar la entrevista.