By La exreina de belleza quiere ser madre. En ese afán busca propagar la fe en la madre de Dios con imágenes de cerámica y escayola a las que ella les da color y belleza.
Las ganas de ser madre han reforzado la fe de Nicole Áñez. La exreina de belleza lleva cuatro años de matrimonio con Mauricio Landívar, confiando en que la Virgen María le concederá el deseo de ampliar su familia. «No puedo embarazarme, y en el afán de poder encontrar soluciones a mi problema y ayuda médica, supe que mi cuerpo necesitaba desintoxicarse; estaba enferma de estrés, había trabajado bajo presión de lunes a lunes. Entonces era hora de prepararme en todo sentido para esperar la bendición de Dios», indica convencida.
Un día, revisando Facebook en plena pandemia, vio imágenes de la Virgen pintadas a mano y recordó que muchas veces se había topado con personas católicas que no la tenían en sus casas. Siguió buscando en la red ejemplos de las diferentes advocaciones marianas pintadas a mano y sintió que haciéndolas ella misma podría ser útil para propagar la fe en la señora del cielo y labrar el camino para su milagro.
Nicole consiguió las figuras, se inscribió en clases de pintura y aprendió técnicas artísticas para dar color, realce y belleza a superficies especiales. En mayo ya tenía el mejor trabajo del mundo. «Mi propósito es que ella llegue a cada hogar con todo su amor y bendiciones. Por eso hago bendecir con un sacerdote todas las piezas antes de entregarlas», afirma.
Las esculturas de cerámica y escayola le llegan de Cochabamba y La Paz, pero también las compra en Santa Cruz de la Sierra, donde vive. Pinta imágenes de la Virgen María, de Fátima, de la Medalla Milagrosa, de Urkupiña, de Guadalupe, de Medjugorje (Reina de la Paz) y de la Dulce Espera. Demora un día en cada trabajo por los delicados detalles que implica el pintado.
Por el momento las ventas solo son virtuales. Nicole asegura no lucrar con las imágenes; que su satisfacción es saber cómo la madre de Dios se pronuncia en los hogares a los que llega y —algo curioso— ver sus gustos cuando le pinta el ropaje. «Por decirte, hay pedidos especiales donde los olores me incomodan, surgen manchas o el decoupage se me rompe. Es ella diciéndome lo que le desagrada y solo yo la entiendo», expresa.
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