El estilista argentino alista la apertura de una sucursal de H2O en el Patio Design. Asegura que en momentos difíciles también hay oportunidades para emprender y expandir negocios
A Ezequiel Ameri sus clientes lo pueden encontrar en cualquiera de las seis sucursales de la peluquería H2O en Santa Cruz. ¡El hombre parece omnipresente! Pero no, el tema es que es organizado y gusta de rotar entre ellas desde el lunes por la tarde hasta el sábado cuando cae el sol. Y hay que dejar claro lo siguiente: el lunes por la mañana trata asuntos de oficina y los domingos los dedica a su familia y los amigos.
Llegó de Argentina en noviembre de 2001 con 500 dólares en el bolsillo. Bolivia estaba en plena crisis política, económica y social. ¿Algún parecido con la realidad actual? ¡Toda! Pero sin amilanarse, Ezequiel abrió su primera peluquería. «Considero que en momentos difíciles hay muchas oportunidades que hay que saberlas ver y, obviamente, también hay que estudiar las circunstancias», indica. Por coincidencia o simple repetición del destino, el estilista se alista para abrir la séptima sucursal de H2O, esta vez en el centro comercial Patio Design. Será el quinto de su propiedad, ya que dos pertenecen a exfuncionarios suyos que se animaron a invertir y se convirtieron en sus socios.
¿Creés que es tiempo para expandir negocios?
Cualquier persona a la que le preguntes esto, te dirá que no. Y la verdad es que esta situación no es de las mejores; sin embargo, hay que meterle.
De no tener este tipo de negocio, ¿a qué te dedicarías?
Sinceramente me hubiese gustado ser abogado. Cuando llegué a Santa Cruz me puse a estudiar un tiempito Ingeniería Comercial, hasta que tuve que abrir peluquerías en La Paz y Cochabamba y no me daba el tiempo para estudiar. Ahora el “zapatero a tus zapatos” tiene que estar enfocado en levantar su negocio.
Me acabo de enterar que vos cortás el pelo, pensé que administrabas tu negocio…
Sí, yo opero todos los días. Tengo, por suerte, muchísima gente: puedo atender entre 15 y 18 personas por día. Soy muy feliz con lo que hago. Aparte, me gusta generar presencia: los lunes y martes estoy en el Cine Center, el miércoles en Equipetrol, los jueves me voy siempre a alguna franquicia y los viernes y sábados estoy en mi sucursal del Ventura Mall. Me hace muy bien rotar para no aburrirme y me fascina dar servicio.
¿Cómo fue tener que cerrar tus peluquerías en la cuarentena?
La verdad es que no me quiero ni acordar porque fue muy duro, muy estresante y angustiante. A parte que, pensando que la situación iba a durar uno o dos meses y al final fueron casi cinco, en abril saqué un crédito para paliar la situación, pagar salarios y todo eso. Los ahorros que tenía en casa también los gasté… Terminé la cuarentena con 1.000 Bs. Y lo difícil no solamente fue cerrar, después se tuvo que abrir y eso significa negociar alquileres, pagar facturas retrasadas de luz y a la AFP. ¡Y seguimos en ello!
¿A qué te dedicás cuando no estás trabajando?
Me encanta estar en mi casa con mi esposa Krishna (Suárez) y con mis hijos (Salvador y Franco). Me gusta hacer asados e invitar a amigos a comer. Con mi esposa tenemos muchísimos y muy buenos amigos. Otras veces disfruto de no hacer nada.
¿Practicás algún deporte?
Y mirá, trato todas las mañanas de salir a correr o caminar. Hasta antes de la cuarentena estaba jugando fútbol, me gusta hacerlo una vez a la semana, aunque no soy bueno. Hace un tiempito me puse a practicar golf con unos amigos que me llevaron a practicarlo, pero la verdad es que lo mío es muy amateur. También voy al gimnasio dos o tres veces por semana.
¿Sabés cocinar?
No soy muy ducho para la cocina, pero acompaño a mi mujer cuando está preparando algo. Eso sí, me defiendo mucho con la parrilla, en ella estoy como en mi hábitat: me tomo mi cervecita mientras preparo todo. Ese tema folclórico es espectacular para mí.
¿Sos vanidoso?
Sí, me gusta estar bien y me acostumbré a estar bien; mi negocio me lo demanda. Pero sí, soy de estar siempre bien vestido, peinado y perfumado. En mi casa también me gusta estar así hasta cuando voy a dormir. Tengo una mujer hermosa y tengo que estar a su altura. La vanidad es uno de mis pecados.
¿Quién te peluquea?
Por lo general, me peluquea mi amigo y socio en la peluquería de Las Brisas, Víctor, que es un profesional de Sucre, un tipazo. También me corta Rodolfo, en Equipetrol, que también es muy bueno, un excelente barbero. Me cortan cada 10 o 15 días; la barba me la arreglo yo en casa.
¿Quiénes van más a tus peluquerías: hombres o mujeres?
Más o menos un 35 % de clientes son hombres y el resto son damas. Pero debo decir que el mercado del hombre ha crecido mucho en Santa Cruz: se cuidan cada vez más, les gusta estar lindos… Antes eso era algo solo de mujeres, ahora ellos están casi a la par, no solamente en su cuidado personal, sino también en el de la ropa, en productos para el cabello…
¿Qué significa para vos el dicho: «charla de peluquero»? Es la mejor pregunta de todas (risas). La verdad es que los peluqueros nos caracterizamos por charlar absolutamente de todo sin ser especialistas. El manual de una peluquería te indica que hay que tener varios temas de conversación para atender a un cliente, pero nunca tenés que ser demasiado ortodoxo ni en tus puntos de vistas ni en tus pensamientos. Hay que ser amplio en ciertos temas, como política y fútbol por ejemplo, porque la idea es que el cliente se sienta cómodo con vos. El dicho es chistoso, es una mezcla de que los estilistas somos sabelotodo y mentirosos (risas).