Entrevista

“PROFE MARIO”: «EL ESPAÑOL DE LOS PERIODISTAS ESTÁ EN UN NIVEL QUE NI SIQUIERA LLEGA AL ESTÁNDAR»

El lingüista cruceño advierte que el habla regional puede convivir con un español culto, siempre que se respete la norma en los contextos adecuados.
Rildo Barba

Mario Roca lidia con el desafío de que sus hijos mantengan el léxico camba.

Quien redacta esta entrevista admite cierto temor: frente al “Profe Mario”, cualquier error de sintaxis y ortografía podría ser inmediatamente señalado, ¡y en público! El lingüista cruceño es conocido por su rigor a la hora de defender el buen uso del español, sobre todo en los medios de comunicación.

A pocos días de presentar su libro Dialecto Camba, Mario Roca celebra también una beca de la Real Academia Española que lo llevará a Madrid, donde colaborará en la elaboración de diccionarios. Su trabajo podría abrir camino a la inclusión de modismos del oriente boliviano en los manuales de esta prestigiosa institución.

¿Cómo nació la idea de realizar un análisis lingüístico del español que hablamos por estos lados?
Mi libro recopila artículos que he venido publicando en medios de prensa desde 2017. Lo que hice fue sistematizar y confrontar la variante camba con las normas ortográficas y gramaticales del español estándar, buscando sentar bases claras sobre cómo deberíamos escribir muchas expresiones de uso cotidiano que carecen de fuente o referencia precisa. Hay muchas publicaciones sobre el habla camba, pero cada autor maneja su propio estilo; esto se entiende porque la mayoría no es especialista en lengua. Mi propuesta es presentar a la gente y a los medios de comunicación un manual de cómo escribir o utilizar expresiones que los mismos cambas confunden.

¿Te molesta que la gente preserve sus modismos en un mundo cada vez más globalizado?
No me molesta; lo que critico es que quienes se precian de ser generadores de opinión descuiden el idioma. Ellos cargan la gran responsabilidad —queriendo o no— de ser referentes del uso del lenguaje. Entonces, si estos “famosos” muestran un léxico pobre, debemos recordarles que están obligados a usar correctamente el español, sin renunciar a los modismos en los contextos apropiados. Mi libro plantea que el habla camba puede convivir perfectamente con un español culto.

¿Cómo evaluás el nivel de expresión oral y escrita de los periodistas bolivianos hoy?
Si lo vemos de manera muy general, el español de los periodistas está en un nivel que ni siquiera llega al estándar, que es al que mínimamente deberíamos llegar los hablantes con una educación bachiller. Este déficit se nota más en periodistas noveles, aquellos que inician su carrera en los medios. Por supuesto, hay excepciones; pero el uso más cuidado del idioma se observa, sobre todo, en periodistas de la vieja escuela.

¿Qué errores te incomodan más en los medios?
Los ortográficos. Medios que titulan frases o citas sin seguir estilos ni normas de escritura elementales que te las dan en el colegio. Es una pena ver que no inviertan en filtros de control de calidad, en personas especializadas en la tarea de corrección.

¿Creés que los periodistas tienen responsabilidad de educar lingüística y culturalmente?
No lo creo, lo afirmo; porque entre las funciones de los medios y periodistas está la labor de enseñar. Ellos eligen esta tarea a sabiendas de que serán referente del uso del lenguaje, de que muchas personas los tendrán como máxima autoridad o modelo a seguir. Sin embargo, lo que vemos ahora es un total descuido del léxico, bajo la excusa de: “Si lo entendés, entonces no reclamés”.

Vos trabajaste en El Deber cuando había hasta seis correctores para la Redacción. ¿Te dábamos dolores de cabeza?
Lo que daba es rabia. Frustraba ver a muchos periodistas de ese medio recibir premios —incluso internacionales— por una nota pulcra, elegante y coherente, sin escuchar nunca un agradecimiento al equipo de correctores por rearmarle el artículo. El Deber fue escuela para muchos periodistas que ahora están en medios reputados y el equipo de corrección fue clave para ellos. Claro, también es muy cierto que había excelentes redactores, pero eran los menos.

¿A qué te dedicás ahora?
Investigo y describo la lengua, especialmente en el oriente, aunque trabajo en un proyecto sobre Bolivia en general. A la par, soy maestro de colegio, eventualmente doy algunas materias en el sistema universitario y hago correcciones de textos a oenegés, una tarea que cada vez dejo pasar por lo tediosa que resulta.

El «Profe Mario» es maestro de colegio y eventualmente da clases en universidades.

¿Te ganaste enemigos por criticar el mal uso del idioma?
Sí, y muchos. Algunos con poder, otros sin él; pero hay lugares donde evito ir porque sé que no soy bienvenido. Ya haciendo una retrospectiva, debo decir que esta tarea me ha acercado a un círculo social más académico: me invitan a sitios donde jamás en mi vida imaginé estar; he conocido a personas que ni en mis mejores sueños estuvieron. Ahora mismo estoy celebrando una beca que obtuve de la RAE (Real Academia Española) para cursar una maestría en España, donde llevaré el dialecto camba. Será el punto máximo de mi carrera.

Contame sobre la beca que te llevará a la mismísima RAE…
La RAE hizo una convocatoria a los países hispanohablantes. Se trata de una beca para una maestría en lexicografía y en corrección, la disciplina para hacer diccionarios. Por Bolivia fuimos tres a la prueba de acceso y yo obtuve la nota más alta. Empieza el 15 de septiembre, pero tiene una segunda parte con una residencia en Madrid desde el 1 de enero. Allá colaboraremos con la RAE en sus definiciones y en la elaboración de textos descriptivos. Llevaremos aportes de nuestros países para el tratamiento e inclusión en los manuales.

García Márquez decía que había que jubilar la ortografía. ¿Coincidís?
La ortografía como era concebida o enseñada antes —pesada y frustrante— sí que lo merecía. Hoy hay nuevos paradigmas sobre la correcta escritura del idioma y formas menos estresantes de aprender ortografía. Lo único que debemos hacer es que nuestros profesores estén a la par de estos contenidos, actualizados.

¿Creés que el WhatsApp dañó el idioma?
Conservar el idioma tal como vos y yo lo aprendimos, eso sin duda que no será posible. Por dinámica, el idioma evoluciona, se adapta y adquiere nuevas connotaciones y normas de uso. Hoy hay muchas palabras, conjugaciones y significados que han cambiado en la lengua; el mismo diccionario y manuales de gramática reconocen construcciones que antes nosotros censurábamos, ejemplo de eso es el famoso “imprimido”.

¿Y cómo andamos en casa respecto a escribir y hablar bien?
En realidad, lidio con intentar que mis hijos mantengan el léxico camba. El colegio los está llenando de “tú” y en la casa estamos en la brega de hacerles usar el “vos” y el diminutivo “-ingo”.

¿Qué esperás que el lector sienta o aprenda al terminar de leer tu libro?
El libro es deductivo. Te pone dos o tres ejemplos de cierta conjugación y con ello vos sacás la norma para el resto de las palabras. Por ello espero que se entienda como una guía de uso de expresiones del oriente, con la que el lector deduzca que, si se dice cuñapeses, también se dice pandearroces. No es un diccionario, sino un manual de cómo usar palabras y expresiones del dialecto camba en casos especiales.

¿Considerás que las universidades deberían enseñar ortografía en todas las carreras?
No es su función principal; esa tarea corresponde a la escuela. El problema es que muchos profesores no dominan el tema. Algunas universidades incluyen en el primer semestre de las carreras contenidos elementales de ortografía. Eso en parte sirve, pero no sustituye la base escolar.

Dialecto Camba no es un diccionario; es un manual de cómo usar palabras del oriente boliviano.

Fotos cedidas por Mario Roca

DATO
Dialecto Camba será presentado el viernes 15, a las 19:00 h, en el Museo de la Ciudad – Altillo Beni (calle Beni n.° 50. El ingreso es gratuito. 

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