Se alista para inaugurar la octava versión de Casacor Bolivia. Con 35 años de carrera y múltiples halagos a su trabajo, nos deja ver su lado más modesto. Es el genio que transforma lo simple en espectacular.
El año pasado, las medidas sanitarias adoptadas por las autoridades ante la pandemia del Covid-19 dejaron a Casacor en stand-by, con todo listo para recibir las modificaciones y creaciones necesarias para exhibir lo mejor en cuanto arquitectura, diseño y paisajismo se refiere. Pero la octava versión de esta muestra que tiene su origen en Brasil, ya está a punto de abrir sus puertas: se desarrollará del 28 de abril al 29 de mayo en Santa Cruz de la Sierra, acatando las normas de bioseguridad establecidas a escala mundial.
Una treintena de espacios fueron trabajados por 45 profesionales que, inspirados en el concepto “La Casa Original”, mostrarán las tendencias que rigen en sus ámbitos, sin apartarse del alma de la casona principal donde se realizará la muestra, de sus propios estilos y de los avances tecnológicos para el hogar.
La vivienda elegida para esta ocasión fue construida por el arquitecto Mario Alberto Palma en la década de los ochenta. A ella se suman un terreno y una casa más pequeña; todo conforma un espacio de 3.000 metros cuadrados en el barrio Sirari, sobre el tercer anillo externo casi avenida San Martín.
“Quito” Velasco (Luis Alberto Velasco Perrogón en los papeles) es el genio detrás del evento; famoso por su creatividad y buen gusto. Él y su esposa Graciela Anglarill son dueños de la franquicia de Casacor en Bolivia y ahora, como en ningún otro año, tienen el reto de que la muestra sea -como las anteriores- exitosa.
¿Cómo fue la elección de la casa para esta versión de Casacor?
La casa la tenemos desde fines de 2019 y estábamos con un avance del 30 % en ella cuando llegó la pandemia y tuvimos que parar. La conocí cuando empezaron a construirla porque yo era vecino del arquitecto Palma; viví en el barrio hasta el turbión de 1983. Cuando la matriz de Casacor informó el concepto que tenían que seguir las diferentes versiones de la muestra, supe que esa casona era el lugar indicado. Fue construida en función a dos árboles, de los que solo queda parte de uno; parecía desprenderse de ambos. Es una casa grande para una familia también grande, pero si te fijás solo tiene tres dormitorios en casi cuatro pisos. El arquitecto usó mucho la topografía del terreno; no te olvidés que esto eran como pequeñas lomas de arena al ser riberas del río Piraí.
¿Qué tan importante o necesario es Casacor para arquitectos, decoradores de interiores y paisajistas en Bolivia?
Los profesionales que trabajan en Casacor tienen la oportunidad de mostrar su talento y lo que son capaces de realizar. Aquí no estás condicionado a un producto o a una empresa, como cuando trabajás en una feria contratado por alguien; aquí vos elegís si querés hacer un living, un comedor, un baño o lo que sea. Si bien a veces no hay cupos y debemos hacer una selección en torno a las solicitudes, creo que Casacor es la mejor ventana para mostrar tu trabajo e involucrarte en una red comercial. Al estar trabajando meses en un espacio, se genera una sinergia muy buena entre todos los profesionales y creás un vínculo con los proveedores, que vienen a ser patrocinadores como Tumpar, Gladymar o Agimex, por ejemplo. Y esto no acaba con la muestra: tenemos un chat en los que se comparten datos como el contacto con un electricista, quién arregla portones eléctricos, etcétera. Entonces, ves esto y te das cuenta que la suma del esfuerzo de todos es el buen resultado, y, además, al ser un evento internacional tenés la oportunidad de que te conozcan en el exterior.
¿Cómo se eligen a los profesionales participantes?
Nosotros hacemos una invitación a nivel Bolivia a todos los profesionales del rubro y después hacemos una selección porque no hay la cantidad suficiente de ambientes a crear. Los participantes de años anteriores tienen pase privilegiado a las próximas versiones del evento; sin embargo, vemos que muchos tienen un ciclo de cuatro años en los que se consolidan y no están más en Casacor. Yo creo que es un error creer que ya lo tenés todo y que no necesitás publicidad; cuesta mantenerse en el mercado, donde cada vez hay más profesionales ofreciendo prácticamente lo mismo.
¿Hay un antes y un después de Casacor?
La exigencia que hay dentro de Casacor ha hecho que los arquitectos no solo se limiten a su profesión. Con Casacor hemos generado arquitectos interioristas que cuidan hasta el último detalle para que la casa o lo que estén haciendo no concluya cuando la obra esté lista. Ellos ahora se quedan para que no haya los problemas con los que se topan muchas veces los decoradores independientes: que la mejor pared para colocar una obra de arte tiene un acondicionador de aire o que los interruptores no están en el lugar adecuado… Hoy en día, la generación de nuevos arquitectos ejecuta también la parte de interiorismo.
¿Es Casacor una muestra para quien tiene plata?
No. Hemos tenido proyectos hechos con palets o cajones de manzana, propuestas de jardinería con plantas muy simples, revestimientos de paredes con paja y paredes de adobe que llevaron a una plástica y armonía entre todos los elementos que componen un ambiente, con buena iluminación y detalles simples.
Pero ahí entra el buen gusto…
Lo que tiene que reinar es el buen gusto o, como yo digo, el buen criterio. En esta época tenés muchos direccionamientos para llegar al buen gusto, no es como antes, cuando no tenías parámetros para eso.
Pero yo conozco personas que eligen cosas bonitas de una y otra revista, y que al final el resultado que tienen es un desastre…
Lo que pasa es que debe haber una armonía y equilibrio, y que el profesional tenga la capacidad de integrar los elementos que te gustan en un solo espacio.
Entonces, ¡siempre tiene que haber un profesional!
¡Tiene que haberlo! El profesional te guía, te ahorra y te evita dolores de cabeza. Cuántas veces ha pasado que buscás al maestrito para que te haga una pared y resulta que la hace mal, la mandás a tumbar y la volvés a hacer. Además, hay otra cosa: así como hay moda en ropa, también la hay en la arquitectura y decoración; cada cierto tiempo tenés que vestir y actualizar tu casa. Con esto no quiero decir que cada año vas a picar tu azulejo, sino que hay materiales neutros y con personalidad definida que durarán periodos más largos. Todo eso lo sabe un buen profesional.
“Quito”, ¿hay mucha gente con buen gusto en Santa Cruz?
(Risas) Creo que hay gente con más conocimientos que antes. Me sorprende la gente joven que tiene sus gustos más evolucionados, como con la gastronomía, por ejemplo. Los jóvenes han nacido bajo otros parámetros y en Santa Cruz hay productos que nos llegan de todas partes del mundo; todo eso les ha ayudado a refinar sus gustos. Por otro lado, creo que ahora la gente se informa más de lo que está de moda, aspira a un mejor vivir y contrata buenos profesionales para lograr espacios confortables en sus casas. Así que creo que hay gente con buen gusto y también personas con excelente buen gusto, y no necesariamente son los que más dinero tienen.
Entonces se puede ser yesca y con buen gusto…
Hay personas de vidas muy simples, pero que vos las ves siempre bien puestas, con sus hogares impecables, aunque tengan el piso de tierra o de ladrillo, que, por cierto, hoy eso no está para nada out; en una Casacor de San Pablo (Brasil) había una especie de casa de playa superproyectada, con pisos de tierra, pero con efectos de iluminación logrados por los tragaluces y ventanas. No es ningún pecado no saber cómo conseguir la armonía de las cosas en un ambiente, pero sí debés dejarte guiar con alguien que sepa. En definitiva, si no tenés buen gusto, lo podés contratar.
¿Vos naciste con buen gusto?
(Risas) Muchas veces me he preguntado si mi gusto es lo que le gusta a los demás, pero me tranquilicé cuando empezaron a copiarme; antes me molestaba muchísimo que yo sacara una lámpara en un evento y a los 15 días algo parecido estaba en otro. Después me di cuenta de que si imitaban algo mío era porque había sido aprobado y era lo que gustaba en el medio; es mucho más fácil copiar algo bueno, que arriesgarse a innovar. Llevo 35 años de carrera profesional y tengo la satisfacción de tener un porcentaje muy alto de clientes satisfechos. Dios me dio el don de crear con cosas simples ambientes acogedores y atractivos.
¿En qué estilo de decoración te ubicás?
Creo que soy ecléctico porque todo me gusta. Me encanta lo rústico por simple, lo antiguo por lo que tiene que contar… Me gusta todo, pero bien ubicado, con equilibrio.