Reportaje

¿VISTE SANTA ANA? PODÉS LUCIRTE CON TUS TEJIDOS

EL PROYECTO DE LUIS DANIEL ÁGREDA RECUPERÓ LOS SABERES ANCESTRALES DE LA MISIÓN JESUÍTICA FUNDADA EN 1755. DEL 1 AL 9 DE ABRIL SE EXHIBIRÁN ARTÍCULOS Y MODA CON DETALLES ELABORADOS POR SUS ARTESANOS; ES UNA COLABORACIÓN CON DIVERSAS ARISTAS DEL DISEÑO

Santa Ana de Velasco parece detenida en el tiempo. Es uno de los escasos pueblos cruceños que conserva su antigua estructura misional y ajena al correteo del mundo moderno subsiste gracias a la agropecuaria de alrededor de un millar de almas y a los turistas que de chichada caen en ella. Pese a los múltiples intentos por hacerlo protagonista de los paseos de nacionales y extranjeros, sigue siendo “la cenicienta chiquitana”, como la llamaron en un libro.

Es a este punto del mapa, a 470 kilómetros de Santa Cruz de la Sierra, que llegó Luis Daniel Ágreda en febrero de 2021, anoticiado de la pérdida de los tejidos artesanales que habían pasado de generación en generación desde 1755, pero que por múltiples factores se diluía en el tiempo. El diseñador de moda, convertido en gestor cultural gracias a un proyecto de recuperación de antiguos saberes en Santo Corazón, pensó en repetir la experiencia en esa población de tierra colorada. «El objetivo era rescatar los conocimientos ancestrales y transmitirlos nuevamente, de modo que sus productos generen un nuevo movimiento comercial», expresó. “Queremos darles posibilidades a los pobladores, mostrarles todo lo que pueden hacer y, aunque les hemos enseñado a elaborar artículos contemporáneos, los impulsamos para que hagan el ejercicio de transformarlos por cuenta propia”.

El cacique confió en él y de inmediato convocó a los interesados al cabildo para presentarles el plan. Dieciséis personas, la mayoría mujeres, se entusiasmaron y prometieron su participación; entre ellas estaba Lorenza Soriocó, de 74 años, que, aunque sabía tejer en telares desde su infancia, había dejado de hacerlo por más de una década. ¡Ella era la maestra que se necesitaba! Y aceptó sin problemas.

Fue aprovechando el feriado de Semana Santa que Ágreda inició el relevamiento del lugar; necesitaba saber todo sobre los aneños para elaborar su proyecto y buscar apoyo económico; asimismo, con el fotógrafo Andrés Unterladstaetter buscaron imágenes de las expresiones de la gente durante la festividad. «Queríamos poner en contexto la diversidad cultural de las poblaciones», explica el modisto, famoso por sus colecciones cargadas de mensajes, protestas y homenajes (Eterna, en 2016, e Inconformes, en 2018, son algunas de ellas).

En agosto comenzó una formación que bien podría ser calificada como de ida y vuelta. Lorenza Soriocó enseñó a tejer y de Wara Cardozo aprendió a hacerlo con un telar portátil diseñado por la artista plástica para el fácil manejo de sus usuarios. A su vez, Cardozo se empapó en el cultivo del algodón y su conversión en hilo. A propósito, ella mostró al grupo de tejedores la gran gama de colores existentes en el mercado y sus combinaciones asombrosas. Por su parte, Luis Daniel Ágreda compartió la máquina de coser con el grupo para fusionar telas industriales con tejidos hechos a mano con prolijidad.

Una capacitación tuvo números de por medio y la encardada de brindarla fue Viviana Akamine. Ágreda recuerda a una tejedora que derrochando felicidad le consultó cuánto podría cobrar por un bolso que hizo y que ya tenía a una persona interesada en adquirirlo. Para tener una respuesta a este tipo de interrogantes fue que se instruyó sobre cómo calcular el costo de producción de los productos y el precio de venta justo. Además, se proporcionaron herramientas básicas de administración.

Fueron seis fines de semana de clases. Una niña de siete años era la menor del grupo, mientras que la mayor, Paulina, tenía 54. El único varón joven abandonó la capacitación para acudir al llamado de la orquesta. Como es sabido, en Santa Ana, al igual que San Ignacio, San Rafael, San Miguel y San José, la música juega un rol preponderante en la vida de sus habitantes. Solo las melodías sacras de violines, chelos y flautas interrumpen el silencio del pueblo, incluso desde la madrugada cuando empiezan los ensayos. La iglesia de aire campestre casi siempre es el escenario para todas estas manifestaciones artísticas.

En diciembre, la urdimbre y la trama se consolidaron, pese a las múltiples chipazones que se dieron en el aprendizaje. La primera parte del Proyecto Viste Santa Ana había finalizado y entraba en ejecución una segunda etapa. Luis Daniel Ágreda tenía a los artesanos trabajando para nueve marcas que incluirán los tejidos en sus producciones, todo con miras a motivar a otras en diversas aristas del diseño a utilizar recursos de gran calidad y valor. Las firmas Gattara (carteras), Kovacs (mochilas), Sofía Díez de Medina (joyería de autor), Tierra de Sol (objetos de diseño), Atelier Madera (muebles), Koala (portabebés), Narda (zapatos), Michael Hartmann (diseño industrial) y Haceme bolsa (bolsas de tela) son las primeras en animarse a fusionar sus ideas con lo autóctono.

Los piropos por el trabajo realizado no han faltado; pero no solo de alabanzas vive el hombre y tampoco se lleva a cabo un proyecto que beneficie a toda una población. El proyecto ha logrado el auspicio de Fundación Solydes, Centro Cultural de España en La Paz, Yanbal, Plan Misiones y Mainter, y, aunque se han tocado muchas puertas, no se han tenido respuestas. La Secretaría Municipal de Cultura y Turismo de Santa Cruz de la Sierra ha prestado las instalaciones de la Casa de la Cultura Raúl Otero Reiche para la exposición de lo logrado hasta ahora. Del 1 al 9 de abril se mostrarán en sus salas todo lo experimentado, incluida una colección de ropa diseñada por Ágreda y en la que hay, por supuesto, detalles hechos con tejidos de Santa Ana. La orquesta tocará para los asistentes.

Pero el proyecto no terminará con esta muestra. «Ahora toca impulsar el intercambio con otras marcas y gestionar capacitaciones específicas para los artesanos; pretendemos que ellos produzcan cumpliendo con la calidad que el mercado requiere», dice el diseñador y gestor. «Ya recuperamos el conocimiento de tejer; es tiempo de que ASA (Artesanos Santa Ana, asociados tras el proyecto) elabore productos que mueva la economía del pueblo y mejore su calidad de vida». Luis Daniel Ágreda y su equipo enseñaron a pescar.

Fotos: Andrés Unterladstaetter

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