El marketero aconseja a los recién egresados que, antes de emprender un negocio propio, trabajen en una empresa.
Quien conoce a Walter Antelo sabe que el tipo es detallista a morir. Estudió Comunicación Estratégica y es con esa profesión que se ha movido como pez en el agua en donde ha trabajado. En la cuarentena le llegó un reto inmenso: ser parte del equipo de marketing de PedidosYa.
La experiencia marcó un antes y un después en su vida. «Entré en la temporada de mayor crecimiento de la compañía. Si alguien que está egresando de la universidad me pregunta si es recomendable emprender saliendo, yo le aconsejaría que primero entre a una empresa, aprenda cómo se maneja y luego de unos 2 o 5 años salga a poner su propio negocio», asegura.
Walter refiere que su trabajo le ha dado una visión más amplia respecto al tema empresarial. Supo lo que es batallar con proveedores de servicios (muchos que él antes ofrecía) y con el cliente interno, que, en sus palabras, termina siendo el más “complicado” porque es con quien tiene que lidiar a diario.
¿Qué es lo más complicado de tu trabajo?
Organizarme en cuanto a prioridades. Trabajo en una empresa que está en constante crecimiento y cambios, donde todo es importante y debe ejecutarse a tiempo. Por otro lado, es complicado tener que decir que no a ciertos eventos o amigos a los que me gustaría apoyar, pero no están dentro de nuestros objetivos de marca.
¿Y lo más fácil?
Trabajar con grandes profesionales, que siempre están dispuestos a colaborar.
En tu vida profesional, ¿te han sacado de tus casillas?
Sí, cuando no se ejecuta de acuerdo a lo planificado, cuando me quieren cobrar el doble por precios que conozco o cuando ofrecen una cosa y el resultado es otro.
Y vos, ¿has sacado de quicio a alguien?
Sí, pero siempre en el marco del respeto (risas).
¿Qué le pedís ya nomás a la vida?
Tiempo para poder compartir más con mi familia y amigos. Seguir disfrutando de la vida misma, haciendo lo que me gusta: comunicación, eventos, estrategias de marca, networking…
¿Hay algo que te haya dado sin que se lo pidás?
Todo lo que tengo. Siempre he sentido que la vida me ha puesto en los lugares y con las personas acertadas, empezando por la familia que tengo, los amigos con los que me he cruzado en el camino y sobre todo por los errores, que obviamente no los pedí, pero que me enseñaron muchísimo.
¿Creés que la universidad te dio las habilidades para comunicar?
Creo que es algo innato; desde chico tuve facilidad de hacerlo, eso lo complementé con cursos y cada vez me gustó más.
¿Fuiste charlatán en el colegio? ¿Lo sos ahora?
No siempre, tuve mis épocas y procesos. Nunca fui callado, pero creo que era mucho más tímido de lo que soy ahora. Ahora siento que puedo comunicarme con mayor facilidad, pero me cuesta agarrar confianza de entrada.
¿De qué no te gusta hablar?
Depende de mi humor; casi nunca hablo de mis sentimientos ni de religión. Me aburre la gente que habla de un solo tema y es repetitiva.
¿Alguna vez fuiste parte de algún equipo deportivo?
Nunca. No tengo muchas habilidades deportivas; he practicado tenis, natación y fútbol, pero nunca fui bueno (risas).
¿Se te ocurrió algún emprendimiento en la cuarentena?
Sí, quería desarrollar una aplicación para evitar las filas; pero se quedó en una idea nomás.
¿Qué otra opción de profesión tendrías de no ser marketero?
Mis otras opciones eran Psicología y Derecho.
¿Cómo reaccionás cuando las cosas no salen como las planificás?
Soy mi principal crítico, pero antes de eso busco soluciones.
¿Cómo cambió tu vida la pandemia?
Dio un giro de 180 grados. Antes no me hubiese ni planteado ser parte de una empresa; seguiría emprendiendo.