El nadador cruceño está listo para competir en los Juegos Olímpicos de París. Se prepara para ello desde sus nueve años, luego de probarse en varios deportes. Asegura que su esfuerzo lo ha llevado al sitial en el que se encuentra.
En este momento, en París, hay un nadador cruceño a punto de cumplir su anhelo más grande, el que comparten todos los deportistas. Esteban Núñez del Prado Pizarro, con 20 años, es el más joven del cuarteto de atletas nacionales que participará en los Juegos Olímpicos 2024.
Y aunque en un mensaje por Whatsapp se limitó a decir que el acto inaugural estuvo “muy lindo”, es obvio que está emocionado; viene preparándose para esta justa desde su infancia, cuando decidió dedicarse a esta disciplina en cuerpo y alma. No es una exageración.
En 2023 obtuvo una beca de World Aquatics —federación dedicada a regular las normas de la natación competitiva a escala mundial— para mejorar su nivel. Este jueves 1 de agosto, bajo las órdenes del entrenador Quentin Cotton, una vez más se lanzará a la piscina, pero esta vez en busca de la gloria olímpica. Lo hará en los 200 metros combinado individual.
¿Desde cuándo andás en el agua?
(Risas) Mi abuela me metió a una escuela de natación cuando yo tenía cuatro años. Puede ser que por lo que era el menor de tres hermanos haya sido muy chinchi y lo hizo para moderarme, no sé; mi madre no me ha contado. Lo que sí te puedo decir es que mis padres me metieron a hacer muchos deportes: equitación, tenis, yudo, gimnasia, fútbol y, claro, natación.
¿Y cómo fue que te decidiste por la natación?
Fue a los nueve años; pero la verdad es que si pudiera volver el tiempo sería futbolista. Me encantaba.
Pero, entonces, ¿por qué sos nadador?
Creo que fui presionado por mi entrenador de natación. Si antes el de fútbol me hubiese pedido que decida qué deporte seguir, habría elegido el fútbol. Cien por ciento.
¿Y tenés cualidades físicas para ser nadador?
Pienso que no (risas). Creo que tengo más cualidades físicas para ser futbolista. Los nadadores son muy altos y yo tengo estatura normal (1,75 m). De verdad que siento que era muy bueno jugando fútbol (risas); ahora ya perdí un poco la magia.
¿Seguís practicándolo, mirándolo?
Practicándolo ya no porque hay riesgo de lesiones. Por estar tanto tiempo en el agua, a los nadadores sus articulaciones como que se le sueltan un poco más que al resto de la gente, entonces son más flexibles. Esa situación los ayuda a ser rápidos en el agua, pero cuando están en tierra no les sirve para nada. Si yo me pongo a jugar fútbol ahora, al día siguiente me quiero cortar las piernas por el dolor. Pero sí, sigo viendo mucho fútbol, sobre todo cuando juega Cristiano Ronaldo y el Real Madrid.
Pese a todo y por lo que he visto le has metido con todo a la natación…
Sí, claro. Llevo casi toda mi vida entrenando y con el sueño de llegar a unos Juegos Olímpicos; me tocó este, el de París. Mi esfuerzo me ha llevado a ganar muchas competencias en Bolivia y también en España, Italia, República Checa y aquí en Francia.
Eso significa una buena inversión de plata…
Sí, mis padres han gastado mucha plata en mí, pero gracias a Dios ya no tienen que hacerlo. Si bien fui parte del programa Tunkas con el que el Gobierno apoya a los deportistas y estoy agradecido por ello, eso sólo dura seis meses. Se lo dije a una de las organizadoras: yo no me tomo vacaciones el resto del año.
¿Y el Comité Olímpico Boliviano?
Le pedí ayuda al Comité Olímpico Boliviano a principios de 2023. Insistí muchísimo porque ya era primero en el ranking para poder llegar a los juegos. Me la vueltearon, no me dieron respuesta y encima me llegó la información de que en una reunión dijeron que yo no tenía probabilidades para clasificar. Hasta el momento no he recibido de ellos ningún tipo de apoyo, lo que me parece una total vergüenza o no sé qué palabra usar. Gracias a Dios puedo contar con el apoyo de empresas privadas como Laboratorios Bagó, La Boliviana Ciacruz y Powerade, sponsors que me permiten costear muchos gastos: suplementos, viajes, comida, transporte… Si no fuera por ellos y por la ayuda de mi familia, no hubiera llegado acá.
¿Qué viene después de tu participación en los Juegos Olímpicos?
Apliqué a una universidad en Estados Unidos, así que iré allá a estudiar una carrera que todavía no he decidido; quiero una que no me exija mucho tiempo, porque pretendo seguir entrenando a alto nivel.
Decime, ¿cómo hace un muchacho como vos para ser deportista en este mundo de tantas tentaciones?
Si uno quiere conseguir algo en la vida tiene que hacer sacrificios y dejar de lado muchas cosas. Michael Phelps, el mejor nadador de todos los tiempos, dijo: “Si quieres ser el mejor, tienes que hacer cosas que otras personas no están dispuestas a hacer. Ser diferente es lo que marca la diferencia”. Obviamente no es fácil, pero se puede.
¿Nunca fiesteaste o saliste a bolichear?
De vez en cuando. Pero no fui a mi viaje de prepromo ni al de promo por estar entrenando y tener objetivos bien claros.
¿Y tenés tiempo para tener corteja?
Estoy muy chico para esas cosas (risas). La verdad es que corteja no tengo hace bastante tiempo, pero uno tiene amigas (risas).