La profesional cruceña está a punto de comenzar un nuevo capítulo de su vida. Tendrá a su cargo las ventas del country club Colinas del Lago, en Altos, aledaño a Asunción.
Rildo Barba

Pretende aplicar su experiencia en comunicación, estrategia y atención al cliente.
La primera vez que Cecilia Montero Durán apareció en televisión, una emoción profunda le tocó el alma… y se quedó. Fue en 1991 cuando se integró al elenco de “Garabato”, el primer programa infantil de Bolivia conducido por niños, transmitido por la red Galavisión (hoy Bolivisión). Desde entonces, ese canal no sólo fue su escenario, sino también su casa y su escuela. Una experiencia de la que, asegura, nunca podrá desprenderse.
«Crecí entre luces, cámaras y redacciones —rememora con entusiasmo—. Con el tiempo pasé de presentar noticias a liderar equipos como gerente nacional comercial. En esa etapa, impulsé un óptimo crecimiento en la facturación publicitaria; pero más allá de los números, lo más valioso fue liderar con empatía, construir relaciones sólidas con clientes y colegas, y aprender que cuando amás lo que hacés, cada reto se transforma en una oportunidad».
Hace poco, Cecilia cerró su ciclo en la red televisiva, después de casi dos décadas —con algunas pausas en el camino—. Ahora está lista para una nueva aventura profesional: se trasladará a Paraguay, donde comenzará a trabajar en el sector inmobiliario. Reconoce que no fue fácil tomar la decisión, pero sintió que era tiempo de salir de su zona de confort y abrir nuevas puertas.
«La posibilidad de mudarme a Paraguay llegó como un llamado a reinventarme. Después de conversarlo en familia, apostamos por este nuevo capítulo. El motor fue una convicción interna: crecer implica moverse, soltar, confiar. Hoy me voy con gratitud por lo vivido y con ilusión por lo que viene», afirma con la misma emoción que la conectó con las cámaras por primera vez.
¿Cómo surgió la oportunidad de trabajar en el proyecto inmobiliario? ¿Qué te atrajo de ese rubro?
Te confieso que nunca había considerado el rubro inmobiliario como parte de mi camino profesional. Incluso, en algún momento, pensé que vender inmuebles no era lo mío. La puerta a ese mundo me la abrió mi hermano José Luis, quien me mostró que no se trata sólo de vender metros cuadrados, sino futuros, seguridad y sueños. Lo que más me atrajo fue comprender que detrás de cada inversión hay una historia de vida. Este rubro me permite aplicar mi experiencia en comunicación, estrategia y atención al cliente para conectar emocionalmente con quienes deciden dar un paso tan importante como comprar un hogar o iniciar un proyecto.
Cambiar de país implica un giro importante en la vida. ¿Cómo te estás preparando, en lo personal y profesional, para esta nueva etapa?
En lo profesional, estoy en constante formación. Actualmente curso un Diplomado en Project Management, que se suma a otros en Gerencia Comercial, Educación Superior y Organización de Eventos. Siento que la capacitación es la mejor aliada para enfrentar nuevos entornos con seguridad. En lo personal, implica dejar raíces profundas. Pero lo hago de la mano de mi esposo (Hermany Terrazas) y mi hijo (Rodrigo), con quienes comparto este sueño. Estoy convencida de que Dios abre puertas cuando es el momento, y me estoy preparando con fe, estructura y propósito.
Mi objetivo es seguir creciendo con propósito y dejar huella positiva donde esté.
Sos periodista y publicista, y ahora también te involucrás en el mundo inmobiliario. ¿Cómo creés que tu formación y experiencia en medios te aportan valor en este nuevo entorno?
Los medios me enseñaron a escuchar activamente, a contar historias y a conectar con las emociones del público. En el rubro inmobiliario, eso se traduce en comprender verdaderamente las motivaciones de cada cliente y generar vínculos de confianza. Vender un inmueble es acompañar una decisión trascendental. Mi experiencia en comunicación me permite posicionar marcas, construir narrativas de valor y brindar una atención centrada en la experiencia del usuario. Esa es la diferencia que busco aportar: más conexión, más propósito.
¿Qué habilidades de tu trabajo anterior considerás claves para afrontar este nuevo rol como gerente de marketing?
Tres competencias fundamentales que me llevo conmigo: la primera, atención personalizada al cliente, con foco en la escucha activa y la resolución efectiva; la segunda, el cuidado obsesivo por los detalles, desde la planificación hasta la entrega final. Y, la tercera, el seguimiento postventa, porque el vínculo no termina con la transacción, sino que se consolida con el tiempo. Estas habilidades se forjaron en más de una década liderando equipos, organizando eventos para miles de personas y negociando con grandes cuentas. Hoy las aplico con una mirada estratégica y humana.
¿Qué desafíos anticipás en este cambio de industria y cómo pensás enfrentarlos?
Cambiar de país e industria es un doble desafío, pero también una gran oportunidad. Sé que debo aprender del mercado local, de su cultura, su dinámica y su gente. Lo encaro con humildad, con actitud de aprendizaje diario y con la convicción de que cada día es una nueva posibilidad para sumar. Empiezo esta etapa con Urbanest y el proyecto del country club Colinas del Lago, en el municipio Altos, a 30 minutos de Asunción. Formar parte de este equipo es un honor, y daré lo mejor de mí para aportar desde mi experiencia.
¿Qué significa para vos crecer profesionalmente fuera de tu país? ¿Es parte de un sueño o una meta que tenías?
No era una meta prevista, pero sí un deseo profundo de expansión. Bolivia me dio mucho, y ahora quiero llevar lo aprendido a otras fronteras. Crecí con una fuerte identidad local, pero siento que mi voz también puede aportar valor más allá de mi tierra. Hoy asumo este reto como una posibilidad de evolución, sabiendo que donde vaya, llevo mis valores, mi compromiso y mi esencia profesional.
¿Qué te emociona más de esta nueva experiencia y qué te cuesta más dejar atrás?
Me emociona descubrir una nueva cultura, un nuevo mercado y nuevas formas de hacer las cosas en un país tan hermoso como Paraguay. Me inspira la idea de construir algo desde cero, con mi familia a mi lado, como parte del proceso. Lo más difícil es dejar a mis padres, a mis amigos, a mi comunidad rotaria y mis espacios de voluntariado. Pero estoy segura de que el amor y los lazos verdaderos trascienden distancias.
¿Cómo ves tu carrera en cinco años? ¿Te proyectás más en el mundo corporativo, en medios, o explorando nuevas áreas?
Me veo liderando proyectos propios, emprendiendo con impacto y generando alianzas estratégicas. La experiencia me ha enseñado que no hay un sólo camino profesional, sino múltiples posibilidades. Sigo conectada con los medios, pero también con la gestión comercial, la comunicación institucional y ahora, con el mundo inmobiliario. Mi objetivo es seguir creciendo con propósito y dejar huella positiva donde esté.

Estuvo en Bolivisión casi dos décadas, con algunos intervalos de tiempo.