By Después de instar a amarnos a nosotros mismos, la escritora presenta un libro que pretende ser un puente entre el pasado que dolió y el futuro que podemos construir.
En 2021, la Miss Bolivia Universo 2003 lanzó «No es suerte, es amor propio».
Gabriela Oviedo está convencida de que la vida es, en esencia, lo que hacemos de ella. Cree firmemente que el poder de transformar nuestra realidad —tanto la presente como la futura— reside en nuestras propias manos. «Sólo necesitamos comprender el origen de nuestras heridas para poder sanarlas y seguir adelante, sin causarnos más daño a nosotros mismos ni a quienes nos rodean», afirma.
Esta visión la plasma en su nueva obra literaria, Entendernos para amarnos, ya disponible en Librerías Ateneo y que será presentada oficialmente en junio, durante la Feria Internacional del Libro de Santa Cruz de la Sierra. «Quiero ayudar a las mujeres a comprenderse mejor, para luego guiarlas en el camino de la superación personal y que así puedan amar sin condiciones ni reproches», expresó la también presentadora de televisión.
¿Cómo nació la idea de escribir Entendernos para amarnos?
Nace del deseo de seguir profundizando en ese viaje de autoconocimiento y crecimiento personal en el que nos embarcamos con mi primer libro No es suerte, es amor propio. Sentí que era necesario seguir explorando, no solamente en nuestro interior, sino también en nuestra historia. Debemos saber el impacto que han tenido ciertos momentos de nuestra vida, que sin darnos cuenta nos moldearon en las versiones que somos ahora.
¿Qué diferencias principales existen entre tu nuevo libro y No es suerte, es amor propio?
Si bien ambos libros buscan el crecimiento personal de las lectoras, No es suerte, es amor propio se enfoca más en ayudar a reforzar la autoestima y la autoconfianza de las mujeres, mientras que Entendernos para amarnos busca ayudar a que descifren las razones detrás de esos comportamientos, pensamientos y reacciones que creemos que son innatos y que de alguna manera están afectando nuestras relaciones actualmente. La idea es reconocerlos, entenderlos, sanarlos y superarlos.
¿Qué desafíos enfrentaste durante el proceso de escritura?
A diferencia del primer libro, este no lo escribí en medio de una pandemia, por lo que en esta ocasión tuve que buscar (y hasta crear en ocasiones) tiempo libre entre el trabajo y la familia para poder avanzar.
¿Cuánto de tu experiencia personal está reflejada en esta obra?
En cada capítulo, al igual que en No es suerte, es amor propio, comparto una anécdota personal que ilustra de manera didáctica el tema que estamos abordando. Creo firmemente que ese espacio de conexión entre el autor y el lector es fundamental para que el mensaje se transmita con claridad y cumpla su propósito.
¿Cómo creés que entendernos mejor puede cambiar nuestras relaciones personales?
¡Cambian totalmente! Al arrastrar heridas de la infancia y traumas de anteriores relaciones, usualmente creamos máscaras que transforman nuestro corazón y nuestra actitud con el objetivo de protegernos. Entender de dónde vienen esas heridas para curarlas y así evitar que otros paguen las consecuencias de lo que no provocaron, cambia completamente la forma en la que nos relacionamos con nosotros mismos y con los demás.
¿Qué rol juega el amor propio en nuestras vidas?
Quien no se ama y respeta lo suficiente no tiene el compromiso necesario consigo mismo para alcanzar los cambios que quiere ver en su vida, sean estos físicos o emocionales. El aceptarnos completamente y el amarnos tanto como para decidir hacer las mejoras que necesitamos para ser felices, es lo único que nos da las fuerzas necesarias para seguir adelante sin importar los obstáculos que aparezcan en el camino.
¿Podrías contarnos una anécdota significativa que surgió mientras escribías el libro?
Lloré muchísimo al comprender cómo la ausencia de mi padre había marcado mi vida, especialmente mis relaciones de pareja. Siempre creí que, al no haber tenido una relación cercana con él, su influencia sería inexistente. Pero al investigar y escribir sobre el tema, descubrí que nuestra personalidad no se forma solo a partir de lo que recibimos de quienes nos rodean, sino también —y muchas veces, sobre todo— a partir de lo que no recibimos de quienes se alejaron. Reconocer mis limitaciones y los errores que cometí sin ser consciente de ellos fue un proceso doloroso. Sin embargo, también fue profundamente liberador entender que tenía la posibilidad de sanar y transformarme en una mejor persona, tanto para mí como para los demás, a partir de ese momento.
Cambiando de tema, ¿cómo equilibrás tu faceta de escritora con tu trabajo en la tele?
Afortunadamente, en mi caso, la faceta de escritora no es permanente y solamente se activa durante algunos meses, porque realmente es una etapa muy absorbente. Durante ese tiempo, dejo de lado casi por completo los compromisos sociales y los planes de fin de semana para dedicarme a escribir sin distracciones. En esos periodos de “modo escritora”, sólo mis hijos y mi trabajo cotidiano logran mantenerse cerca de mí.
¿Qué esperás del público lector en esta nueva etapa de tu trayectoria como autora?
Espero que cada vez más personas se animen a leer, a invertir en libros y, sobre todo, a darle una oportunidad a los autores nacionales. También deseo que crezca la conciencia sobre la importancia de la salud mental en nuestras vidas y relaciones. La madurez emocional y la inteligencia que necesitamos para ser felices no surgen de forma automática; requieren aprendizaje y compromiso. Por eso escribí estos libros: para que sean herramientas accesibles, fáciles de entender y aplicar, que ayuden a las personas a sufrir menos y vivir mejor.
El libro está disponible en Librerías Ateneo y también se venderá en la Feria del Libro.
