Durante la cuarentena rígida, el director de la Orquesta Filarmónica de Santa Cruz motivó a sus músicos a seguir trabajando desde sus casas. Fueron inspiración para su audiencia.
La Orquesta Filarmónica de Santa Cruz de la Sierra no pudo realizar sus presentaciones el año pasado; justo una semana antes del inicio de su primera temporada, el peligroso virus que aun nos agobia aplazó el estreno de un homenaje al compositor italiano Ennio Morricone. Pero su director, Isaac Terceros, y todo el equipo de producción no se quedaron de brazos cruzados y organizaron una serie de actividades virtuales que llevaron su música a los hogares.
En medio del pandemónium que vivimos durante la cuarentena rígida, el maestro motivó a su gente a seguir trabajando desde sus casas, a seguir haciendo música pese a todo lo que estuviese pasando. «Queríamos estar en la vida de las personas, ¡deleitarlas!», cuenta. «Quisimos llevarles un poco de remedio para sus corazones a través de las melodías y de los instrumentos. Pienso que aprendimos algo: disfrutamos de momentos que no disfrutamos antes».
Isaac vive en Estados Unidos, donde cursa un doctorado en Dirección Orquestal en la Escuela de Música Jacobs de la Universidad de Indiana. Está casado desde 2018 con Roxanne Fountain, una nutricionista estadounidense que conoció de forma online y con quien enamoró poco más de un año. Hace poco tuvieron una niña a la que han llamado Annelise.
¿Cambió tu vida al convertirte en papá?
Sí, sin duda cambió para bien; estoy aprendiendo a ser papá. Con mi esposa somos más felices que antes y estamos muy agradecidos con Dios por habernos dado ese regalo. Nuestra hija llegó al mundo llena de vida y salud en Año Nuevo, el 31 de diciembre. No tengo absolutamente nada de qué quejarme. Ahora tenemos una motivación especial para continuar trabajando, luchando por nuestros sueños y por un futuro que sea también mejor para la niña.
¿A quién se parece Annelise?
En algunos rasgos se parece más a su mamá y en otros a mí. Tenemos que esperar un poquito más de tiempo para que sean más concretos, pero eventualmente hay una relación con ambos y no solo con nosotros, sino también con algunos de los abuelitos. Pienso que Annelise será una bonita combinación de lo mejor de cada uno.
¿Ya escucha música?
Sí, lo ha hecho desde antes de nacer. Mi esposa siempre tuvo el teléfono o un altavoz activado con música para que ella escuche música clásica, religiosa, popular, country… Ahora sigue escuchando diferentes géneros en español e inglés. La música siempre está presente aquí en casa.
¿Cuántos hijos quieren tener?
Ese es un asunto que hemos conversado con Roxanne, todavía no tenemos una definición al respecto. Sin embargo, siempre hemos pensado en el número de hijos que tuvieron nuestros respectivos padres: cuatro. Solo Dios sabe si será así o no, por ahora vamos por la primera; pero la idea es que nuestra niña pueda tener hermanitos y hermanitas.
¿Cómo es tu esposa? ¿Quién enamoró a quién?
Mi esposa es una persona fantástica, por eso me enamoré y me casé con ella. Creo que el proceso de conocernos y enamorarnos ocurrió lentamente y de manera simultánea. Nos conocimos por trabajo: yo estaba en Bolivia y ella en California; me contactó para invitarme a ser director de la orquesta de un evento. Cuando nos encontramos personalmente se confirmaron nuestros sentimientos, empezamos una relación y un año después nos casamos.
¿Ella también es artista?
Toca violín, no es artista profesional, pero tiene un corazón muy conectado con la música y es muy sensible a todo tipo de manifestación artística. Me pone muy feliz escucharla cantar y tocar violín.
¿Qué tipo de música escucharían juntos por horas y sin aburrirse?
¡De todo! Escuchamos ópera, música clásica, cristiana… Música country que tanto le gusta a ella. Escuchamos a mis hermanos que cantan, a amigos que hacen música…
¿A vos te aburre o te molesta algún género musical?
No en particular, lo que sí me puede molestar es cuando la música no está bien hecha, cuando está desafinada, cuando los músicos no están juntos… Si algo no es de buen nivel solo lo escucho tres segundos.
¿Cómo van tus estudios?
Muy bien, gracias a Dios. Aprobé con la nota máxima las materias del semestre pasado y estoy contento porque tengo muy lindas oportunidades pese a la pandemia y las restricciones. Compartir con músicos de altísimo nivel de todo el mundo y con maestros de las mejores escuelas de Estados Unidos y Europa es un gran privilegio. Espero pronto poder llevar todo esto a Bolivia para compartirlo con los jóvenes de Santa Cruz.
¿Cuándo volverás a vivir a Bolivia?
Eso es algo que todavía está por definirse, depende de varios factores; en primera instancia, de los estudios. Pero es un plan que tenemos en mente con mi esposa.
Al haber vivido mucho tiempo fuera del país no creo que extrañés muchas cosas, ¿o sí?
Sí, he vivido poco en Bolivia. Cuando tenía dos años nos fuimos con mi familia a vivir a Uruguay, después a Argentina y luego a Chile… Pasaron 15 años para volver al país. Al salir bachiller me fui a Brasil y en 2018 a Estados Unidos. Pero extraño, claro que sí; extraño la naturaleza, explorarla; también echo de menos la comida y la espontaneidad de la gente, la manera de ser de los cruceños.
¿Qué planes con la Filarmónica?
Tenemos planes de seguir con ella; nos encanta compartir lo que hacemos con nuestra audiencia. Estamos gestionando bonitas actividades para continuar deleitando e inspirando no solamente a seguidores fieles sino a nuevos públicos.
¿Qué melodía te hubiese gustado componer?
No soy compositor, pero durante un tiempo escribí algunas canciones para diferentes situaciones. Me gustaría tener la oportunidad de dedicarme más a la composición y aprender a usar las herramientas que se usan para desarrollar una pieza musical. Pero puedo decir que admiro melodías que en algún momento me han hecho decir “¡Guau! ¡Qué genialidad, cómo me hubiese gustado que eso salga de mi mente!”. Son las de (Ludwig van) Beethoven, (Wolfgang Amadeus) Mozart y (Johann Sebastian) Bach, ¡espectaculares! Uno queda con la boca abierta por lo que ellos consiguieron hacer.