En 2021 estuvo entre París, Toulouse y Milán ganando experiencias y mostrando sus creaciones. Su obra está influenciada en la fauna y los dibujos animados que veía en su niñez.
Danilo Mileta Cozar está exponiendo sus obras pictóricas en París. Lo hace desde que llegó a esa ciudad animado por su novio, un francés al que conoció cuando hizo parada en Santa Cruz de la Sierra en un viaje de mochilero por Latinoamérica. ¿Cómo empezó? Durante los 21 días del paro cívico nacional de 2019, el boliviano se entretuvo pintando en su departamento hasta que al cabo de unos meses ya no tenía espacio en sus paredes para colgarlos. Entonces tuvo la oportunidad de exponerlos en la galería Ateneo del Campo y las ventas se dieron de inmediato.
Un nuevo artista había surgido. Su enamorado le propuso irse a Francia con él y dedicarse por completo a la pintura. El 2021, pese a las restricciones sanitarias aún vigentes, la pareja se movió entre París, Toulouse y Milán ganando experiencias y mostrando las creaciones del cruceño. «Mi estilo es abstracto-surrealista. Los motivos que pinto tienen una influencia de la fauna por la que siempre me sentí maravillado; es así que siempre verán en mis pinturas referencias de aves, monos, insectos y peces», expresa Danilo que, asegura, los representa de forma “caricaturesca”, usando una estética basada en los dibujos animados que veía en su niñez y que imitó en sus cuadernos escolares.
El creativo define sus obras como radiografías de su subconsciente. Según él, hay un proceso de identificación en las figuras presentes en sus lienzos que, a propósito, surgen de manchas de pintura espatuladas previo al trabajo en detalle y que evocan el test de Rorschach. El resultado es una composición que desnuda su interior, dejando que el observador descubra la historia que hay detrás de cada composición.
Danilo Mileta, arquitecto de profesión, adquirió el gusto por las artes plásticas con su abuela. De pequeño trabajó con ella en papel maché, telas, cerámica, moldes de yeso y, por supuesto, pintura. «En su taller entendí que, así como hay personas que necesitan salir al campo de vez en cuando o jugar un partido de fútbol los fines de semana para conservar una buena salud mental, yo necesitaba crear, experimentar, producir y expresarme de alguna manera con el arte», recuerda.
Actualmente, pinta pensando en los departamentos europeos: sus cuadros no sobrepasan el metro ochenta de ancho, esto con la finalidad de que quepan en cualquier pared. Asimismo, conociendo la arquitectura monocromática reinante en muchas ciudades del viejo continente, decidió darle color a lo que hace. Al ser una persona ansiosa, pretende ir evolucionando y nutriendo su creatividad; quiere que lo que ahora produce lo lleve a una forma de arte más elevada o a un rubro no explorado. «No quedarse quieto y fluir con la vida».