LA ARTISTA EXPONE EN la CASA MELCHOR PINTO ALREDEDOR DE UN CENTENAR DE OBRAS, LA MAYORÍA MINIATURAS. HAY DE TODO PLASMADO EN ELLAS: DESDE POLLITOS HASTA HÉROES DE LA PANDEMIA.
Si aún no viste la exposición de pinturas de Marcia Tapia, andá, tenés tiempo hasta el domingo 27. ¿Por qué es tan recomendable? Porque sencillamente es única: la artista emergente, como quiere ser llamada, utilizó bolsitas de té como lienzos para plasmar a héroes de la pandemia, animales salvajes y de corral, paisajes e, incluso, al mismísimo Van Gogh llegando al Cristo, frente a la catedral y con el Illimani de fondo.
Y repito: las imágenes hechas con técnica mixta (usó acuarela, gouache y tinta) fueron pintadas en bolsitas de té, ¡ese al que llamamos té de champar! Después de usarse, el minúsculo sobre de papel fue abierto, lavado y secado. La creatividad y talento de Marcia ocuparon una sola bolsa, dos y más, logrando cuadros de hasta 30 x 38 cm. Las puede pintar vacías y también llenas, o las pinta vacías pero dobladitas manteniendo su forma. Su exposición, en la sala Espacio Charito de la Casa Melchor Pinto (Sucre n.° 50), tiene algunas muestras de estas peculiaridades.
Pero, ¿cómo se le ocurrió utilizar ese soporte para sus pinturas? En Nueva York vio que una artista utilizaba cáscaras de pistacho como lienzos y entonces pensó que cada persona podía hacer la diferencia para ayudar a reducir la basura. «Vi el papel de las bolsitas de té y empecé la búsqueda de materiales para pintar sobre ellas; lo primero que hice fue un desastre, porque intenté utilizar la acuarela de la misma forma que en el papel», recuerda. «Seguí buscando hasta que conseguí lo ideal; muchas cosas me traje de Estados Unidos y otras fueron llegando a Bolivia».
La pintora que reside en los ‘United’ desde hace varios años, había llegado al país justo antes de iniciarse la cuarentena por el Covid-19. Le tocó quedarse y para aprovechar el tiempo libre se dedicó a pintar sus miniaturas. Había estudiado Diseño Arquitectónico en Brasil y después de ejercer dos años en Santa Cruz, emigró al Norte donde trabajó en el mundo de las telecomunicaciones. Pero el arte estuvo durmiendo en ella; sabía de técnicas de pintura y decoración, pero dejó de aplicarlas. La pandemia la llevó a hacerlo.
Marcia Tapia hace lo que en inglés se denomina upcycled art, es decir arte del reciclaje. Cuando estuvo convencida de que su obra era digna de una exposición, derrochó felicidad. «¡Oh, mi Dios! Esto me encanta», dice que dijo. «Hay una frase que siempre digo: Poco a poco, un poquito se convierte en mucho; si todos hacemos un poquito cada día para salvar nuestro planeta, juntos, lo que haremos será mucho».
¿Y de dónde sacó tanto té? Hay alrededor de un centenar de cuadros y todos tienen bolsitas que fueron usadas. Dice que ha viajado mucho, que con su hermana Fabiola (que hace las veces de su directora creativa) visitó Londres, allá donde el tea time es tan sagrado como el café de la siesta de los cruceños. «¡Es refino! Me traje té en hierba y en bolsitas. En esa época no pintaba, pero todo me duró hasta ahora y las pude ocupar; después conseguí un té americano con etiquetas que tenían mensajes. ¡Me encantaron! Iban perfecto con mi arte».
Si los detalles chiquitingos te encantan, los verás en las obras de Marcia: «Me encanta pintar miniaturas. Pienso que hay magia en ellas; son tiernas. La gente se sorprende cuando las ve», indica. Y así, recorriendo su exposición, podemos encontrarnos con una oveja coqueta con el mensaje “La compasión no tiene límite; la amabilidad no tiene enemigo” en la etiqueta… O solo con las pititas que suelen colgar de las tazas, a una mamá gallina con sus pollitos, una manada de elefantes, a Celia Cruz (sí, la del ‘tumbao’), flores multicolores y hasta la fachada de la Casa Melchor Pinto. Sí, donde tenés que ir a ver esta extraordinaria muestra de arte.
Instagram de la artista: https://www.instagram.com/oneteabagatatime/