Tras conquistar paladares con dos restaurantes en Perú, la chef cruceña estrena un novedoso emprendimiento en Santa Cruz. Su cocina es honesta: deliciosa, sana y sin ningún tipo de pretensiones.
Keperí con arroz con queso, una preparación tradicional boliviana de carne guisada… La carne se deshace y preserva todo el sabor en el jugo, gracias al influjo de una larga marinada de especias, cítricos, papaya verde y una puntita de ají. Aquí la hacen en Roner y potencian el sabor con una reducción de vino tinto. El arroz con queso es la guarnición predilecta para carnes en la cocina de Bolivia. El punto suele ser mucho más suelto y ligoso que el que aquí encontramos, más cercano a un risotto, aunque con un sabor lácteo característico. Así describió la edición peruana de la revista Cosas (agosto, 2018) uno de los platos de Alinea, un bistró que María Paula Baldiviezo abrió en Lima. Solo una chef con agallas y talento desmedido pudo animarse a emprender un negocio como este en la capital gastronómica de Sudamérica.
La cruceña llegó a Perú en 2015 para una pasantía en Astrid & Gastón, el restaurante emblema del cocinero Gastón Acurio y en ese entonces número uno en Latinoamérica. «Al mes me ofrecieron trabajo y terminé quedándome un año; luego de cumplir mi ciclo, me retiré», recuerda. «Con un amigo inversor nació el proyecto de una hamburguesería. Abrí el burger bar en agosto de 2016. Emprender, crear un concepto y desarrollarlo fuera de tu país es de los retos más grandes que me ha tocado vivir. Fue muy duro, en Perú si no tienes un concepto bien estructurado, definido, original y de calidad, no sobrevives. El peruano es exigente con su comida, con el espacio del local y en lo que invierte. Además, allá no te dan permiso de funcionamiento sin cumplir con todas las regulaciones de seguridad y salubridad». Tres meses después, el negocio de María Paula estaba entre las tres mejores hamburgueserías de Lima.
En 2018, con 25 años de edad, abrió un bistró internacional para mostrar que sus conocimientos iban más allá de las hamburguesas. Tenía a su mando a 40 personas y supervisaba todo. Al final, ante tanto trabajo, el cuerpo le pasó factura y terminó con un tumor de tiroides y burnout, el síndrome del desgaste profesional. «Con el dolor de mi alma, tuve que vender las acciones de ambas marcas e irme a Bolivia a hacerme tratar. Pero sé que en Lima he dejado un nombre y, sobretodo, grandes amigos y colegas».
Asentada en su tierra y ya con la salud restablecida, la chef planificaba abrir un restaurante, pero entonces sucedió el paro de 21 días (Revolución de las Pititas) y después vino la pandemia. Sin embargo, la emergencia mundial de salud la encaminó a un nuevo emprendimiento de Legado Hospitality, empresa de la que es socia y con la que se dedica a la creación, ejecución y puesta en marcha de conceptos gastronómicos. Nació María de Molina.
¿Cómo nace tu nuevo negocio?
Nace a raíz de esta época de encierro que nos tocó vivir. A muchísimas personas les tocó –a la fuerza– entrar a la cocina sin tener idea de cómo pelar una papa. Nosotros estamos para facilitar todo ese proceso tedioso: enviamos los paquetes de comida ya listos para calentar hasta la puerta de su casa. Por los procesos de cocción y enfriamiento, pueden durar en la heladera hasta cuatro días sin problema. Entonces, no solo te salvas de cocinar, sino que también comes delicioso, variado, cuidando tus macronutrientes diarios y encima cuidado tu bolsillo. Armar un proyecto en media pandemia, bien hecho, bien estructurado, con una marca sólida y una página web por la cual haces tus pedidos, fue todo un reto.
¿Por qué María de Molina?
María de Molina es el concepto en sí: es una mujer de edad, pero bien moderna; es una mujer fuerte, apasionada, respetada y orgullosa de sus raíces. María de Molina es una mujer afable, hospitalaria y siempre preocupada por los demás. Quienes la conocen saben de sus dotes culinarios. Su cocina es honesta: deliciosa, sana y sin ningún tipo de pretensiones.
¿Siempre será comida para llevar o piensan servirla en restaurante cuando pase el peligro de la pandemia?
De hecho, la proyección es que una vez pase el peligro de la pandemia hayan diferentes puntos en la ciudad, en los que nuestros clientes tengan un acceso fácil y rápido de nuestras comidas listas para disfrutar.
En María de Molina, María Paula Baldiviezo hace el trabajo de consultora gastronómica: ella creó las recetas, realizó diferentes pruebas, consolidó el menú, entrenó al personal y actualmente supervisa la calidad continua. Su bistró en Perú tenía platos asiáticos, otros con inspiración italiana, peruana, estadounidense y, claro está, boliviana. Y es que a ella le gusta comer y cocinar de todo. «No tengo un estilo, pero con los años y pasando por diferentes restaurantes desde alta cocina hasta fast food en diferentes partes del mundo, me inclino más por comfort food o comida reconfortante, esa que te lleva a los recuerdos; es comida con mucha técnica, insumos de calidad y conocimientos, pero sin tantas pretensiones. Al final yo quiero que el cliente siempre vuelva por esos platos que le generaron un sinfín de sensaciones, que se quedaron grabados en su mente y paladar, y por último que lo transportaron a recuerdos bonitos».
DATOS
Envíos: lunes y jueves, entre las 9:00 y 11:00 Hrs.
Pedidos y pagos: www.mariademolina.com
Opciones: planes de 2, 4, 6 u 8 platos por envío (mientras más platos, más económico se vuelve el plan)
Otras ofertas: variedad de postres, snacks y extractos