El artista cruceño cursa en Alemania un masterado en Música. Interpreta canciones del folclore latinoamericano e incluso hits contemporáneos.
Sebastian Blumberg o Sebastian Hurtado se fue de Bolivia en diciembre y lo hizo brindando en su fan page un concierto de despedida. Está en Hamburgo, cursando un masterado en Música en la Hochschule für Musik und Theater, una de las escuelas superiores más importantes de Alemania.
Aunque con su guitarra interpreta música clásica, este cruceño también disfruta de tocar canciones del folclore latinoamericano e incluso hits contemporáneos. Aprendió a hacerlo en el Instituto Superior de Bellas Artes, donde ingresó con 10 años sin la intención de ser músico, pero se vio obligado a elegir un instrumento y no le quedó de otra que tomar clases del que tenía en casa.
¿Y cuándo tomaste en serio el tema de ser músico?
Cuando empecé a tomar clases particulares con Piraí Vaca; eso fue determinante en mi vida. Fue ahí donde pude observar el trabajo profesional de un músico, el trabajo exhaustivo que se tiene que hacer para interpretar una obra. Cuando salí bachiller me inscribí a la Licenciatura en Artes Musicales de la Universidad Nacional de las Artes, en Buenos Aires.
¿Algún consejo que sigás de tu maestro?
Creo que su consejo más importante fue que como músicos siempre debemos dar mensajes positivos a nuestro público. Sin embargo, a Piraí Vaca debo agradecerle por haberme dado la oportunidad de formar parte del Cuarteto de Fuego y realizar tres giras a nivel nacional teniendo 19 años. Esos conciertos fueron aprendizaje total.
Si no hubieses sido alumno de Piraí, ¿ahora no serías músico?
No, tendría otra profesión; algo relacionado a las computadoras, quizá sistemas o programación.
Entonces, definitivamente la música no te movió el piso desde siempre…
No, pero tampoco era que no me gustaba. Mi padre tocaba en guitarreadas con sus amigos y por eso elegí ese instrumento en Bellas Artes.
Sé que cuando formaste el dúo Ignis con Zoran Vranjican (su compañero de estudios), uno de los propósitos era incursionar en el fingerstyle…
Claro, con Zoran incursionamos en ese camino porque el fingerstyle es superllamativo sonora y visualmente. Desde la primera vez que lo escuché me gustó (la técnica usa los dedos para conseguir sonidos percutivos en las cuerdas y madera de la guitarra). En nuestra gira “Barrock Concerts” tocamos una obra con ese estilo, arreglada a dos guitarras. Hay muchas canciones que me gustaría tocarlas así.
¿Qué tal tu vida ahora en Hamburgo?
Soy nuevingo acá. He visto muchos latinos, pese a que hay poca gente por el tema de la pandemia. Lastimosamente las restricciones vigentes me han impedido conocer gente y lugares. Muchas clases son online y para las dos presenciales que tengo hay reglas estrictas: llegar a la clase puntualmente y abandonar el edificio apenas termine.
¿Solo sabés tocar guitarra?
Aprendí a tocar viola cuando estaba en Bellas Artes, pero no muy bien que digamos; las uñas de la mano derecha molestaban mucho para usar el arco. Ahora estoy viendo de aprender un poco de piano, solo lo suficiente para manejarme con acordes.
¿Las uñas? ¿Qué tienen que ver las uñas?
En la guitarra clásica, la génesis del sonido se da con las uñas en contacto con las cuerdas. En la viola o violín, al manejar el arco, hay que tener una posición para que al agarrar el arco las uñas no incomoden.
¿Y sabés bailar?
¡Pésimo! (risas) Pasé clases de salsa y tango en Buenos Aires, pero ya me olvidé. ¡Me cuesta horrores!
¿Hay alguna pieza clásica que soñés interpretar a cabalidad con tu guitarra?
Sí, la parte 2C del Kön Concert; es una obra maestra del pianista Keith Jarreth.
¿Y una de nuestros tiempos?
Bohemian Rapsody, de Queen; Smooth Criminal, de Michael Jackson, y un par de los Beatles.
Pensé que me ibas a decir Despacito o algo así…
No, por ahora no (risas). Capaz después, cuando sea de “culto”.
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