El marketero argentino, residente en Bolivia desde hace 16 años, considera que este país es el secreto mejor guardado de Sudamérica, pese a la baja autoestima de sus habitantes.
Pedro Cabrera dice que con el ukulele, chinelas, bermudas y una mochila bien podría dejar su profesión e irse a pelar cocos al Caribe. Puede ser broma, aunque también una verdad, solo él sabe. Pero difícilmente este consultor senior de marketing y comunicación, además de conferencista, abandonaría lo que ama hacer.
¿Cuánto tiempo lleva viviendo en Bolivia?
Me destinaron a Bolivia en 1989, es decir, hace 31 años. Pero siempre aclaro que por mi actividad viajo la mitad del tiempo al interior y al exterior, por lo tanto llevo unos 16 años pisando suelo boliviano. Conozco los nueve departamentos y curiosamente sé más de Bolivia que de mi país de origen.
¿Qué ha aprendido del boliviano?
Actualmente, la imperiosa necesidad de encontrar un camino político que conduzca a una paz social, familiar y personal. Es decir, anhela vivir bien, dignamente, con trabajo, salud y el dinero justo. Definitivamente, este un país politizado, lo cual es dañino, y si no fuera así, acá se debería rodar la segunda parte de la película La vida es bella. Creo que Bolivia, aún con todas sus desavenencias, es el secreto mejor guardado de Sudamérica. Por eso el boliviano vive de una forma diferente a los ciudadanos de otros países del continente. Ni mejor ni peor. Simplemente diferente.
¿Y qué no le agrada de nosotros?
La baja autoestima, aunque exista tanto talento en todas las áreas. Lamentablemente, la suma de las inseguridades pesa y todo se termina aplanando, el optimismo se mina y siempre se presagian la peor de las situaciones. He aprendido de la vida que cuando uno vive de rodillas todo problema o persona parece gigante. Acá hace falta adoptar la actitud de vivir en voz alta.
¿Qué extraña de su tierra?
Por supuesto, el contacto directo con mis hermanos. Y también algunas trivialidades como sentarme en un café y leer el diario de punta a punta, comer pizza en un lugar determinado, recorrer ferias artesanales, comprar en las librerías de textos usados, y por supuesto, escuchar los grupos musicales que nadie conoce y que tocan en pubs.
¿Sus hijos son bolivianos?
El primero, Mariano, nació en Paraguay y se nacionalizó argentino. Es fruto de mi primer matrimonio. Cristina y Agustín son bolivianos, nacieron durante mi segundo matrimonio. Y ahora, en mi tercer compromiso matrimonial (con Tania Cárdenas Ayad), no tenemos hijos, pero heredé una camionada de hijas y nietos.
¿Cuál es el principal valor que les ha inculcado?
Son tres. El primero, hay que estudiar para poder pensar mejor, lo cual hace la vida más fácil. El segundo, hay que trabajar y hacerlo de la mejor manera posible, destacándose. Y, finalmente, la importancia de ser justo; algo que descubrí en los últimos años y que me parece el origen de todos los valores.
¿Ellos tienen su misma labia?
Seguro que sí. Calculo que por un lado es genético y por otra parte han entendido que quien no se comunica bien está perdido en un mundo hipercomunicado.
¿Cómo es que usted decidió dedicarse a la mercadotecnia?
Por deducción. Luego de tener una exitosa carrera internacional en el campo de la publicidad (Dirección Creativa), me di cuenta que muchas campañas premiadas por la creatividad no vendían. En consecuencia supuse que había otras variables que ayudaban a que un producto se venda más y mejor. Tuve clientes que me explicaron lo que ocurría en el campo de las ventas, y de esa forma comprobé que la comunicación era apenas una parte del marketing, ya que existían otras variables muy importantes como el mercado, los consumidores, el precio, la distribución, etc. Con todo esto, me metí de lleno a estudiar y leer todo lo que se refería al mercadeo. Debo haber leído y consultado más de 500 libros al respecto y lo sigo haciendo para estar actualizado.
¿Se imagina con otro oficio?
Por supuesto. Cantante o cantautor, psicólogo, masajista, pintor (no de brocha gorda), escritor, periodista y profesor en diferentes disciplinas.
¿Usted puede vender de todo?
Sí. Fui educado para eso. Vendo productos, servicios, objetivos sin fines de lucro, branding de personas (marketing personal) y hasta política (ideología). Vender, como menciona un autor llamado Zig Zaglar, es una forma de vida.
¿En qué fallan las empresas o negocios al intentar vender?
En lo básico y me canso de repetirlo: No le dan al potencial cliente una verdadera y poderosa razón para comprarle a ellos y no a la competencia. Dicho en términos de la profesión: Carecen de una diferencia competitiva o valor agregado.
¿Qué se necesita para vender como loco?
Un buen plan de marketing, sentido común, productos y servicios disruptivos, comunicación creativa y mucha pasión. Luego todo sucede como por arte de magia.
¿De dónde nace su vena literaria?
De saber leer, porque hay gente que lee, pero no es lo mismo. Yo leo lo que me aporte algo… sino buen viaje. Desde niño consumí muchas más revistas y libros que el promedio de mis amigos. Siempre fui un excelente alumno en la materia Castellano. Y un día pensé: ¿Y por qué no escribir? Woody Allen dijo que aquel que era capaz de escribir una página, podía escribir un libro. Y le creí.
¿Cómo surgió “Eróticamente”?
De la forma más rara posible. Porque guste o no, esa red social es una extensión de uno. Puede ser una prolongación profesional, emocional, familiar, etc. Un día, que recuerdo con total claridad, escribí mi primer y mejor poema llamado “A destiempo” y lo subí a Facebook. Me sorprendió la cantidad de likes que generó, la mayoría de mujeres. Y sin proponérmelo, o más bien sin un objetivo concreto, comencé a publicar otros poemas y cuentos breves. En seis años, aproximadamente, publiqué más de 700 escritos, todos con muy buena receptividad. Fue cuando una amiga me llamó y comentó: “Pedro, estuve viendo tus escritos. Y los más votados son los eróticos… y el público son mujeres”. Así que como buen marketero puse la mira telescópica en un segmento de mercado y con un texto íntimo, confidencial y polémico llamado “Eróticamente”, publiqué 54 poemas de sexo, amor y otras pasiones mundanas. Lo presenté en la Feria del Libro 2018 y me fue muy bien. ¿La curiosidad del libro? Muchos hombres lo hojeaban, miraban las fotos –de alto calibre- y huían despavoridos pensando que era un libro porno. Conclusión: Las mujeres son más valientes y curiosas.
¿Cuándo publicará en libro sus cuentos breves?
Pronto. La edición digital es el camino más rápido para ello. En el 2021 publicaré “Atrapasueños” (cuentos breves), “Eróticamente II”, “Qué buena frase” (un libro sobre slogans publicitarios), “La bestia y la bella” (texto sobre atención al cliente), “10 exitosos cierres de venta”, un libro para emprendedores denominado “Te lo dije” y, finalmente, “Amar hasta que duela” (poemas y cuentos aptos para todo público).
He visto que da charlas para triunfar como líder y como emprendedor. Deme un tip para cada caso, por favor.
Sobre liderazgo: “La gente sigue a quienes los aprecian de verdad”. Sobre emprendimiento: “Si usted no tiene la capacidad de insistir detrás de una buena idea, dedíquese a otra cosa”.
En un post usted dice que la publicidad le dio mucho, pero que también le quitó. ¿Qué le quitó?
Quizás no supe expresarme bien. Escribí esa frase desde el corazón y no con la cabeza. Más que quitarme, en muchos casos me llevó a tomar decisiones drásticas y transitar por caminos peligrosos e injustos en mi vida. Dañé a mucha gente al vivir la “vida loca”. Primero estaba mi profesión, luego yo y después el resto del planeta. Nadie cuerdo opta por una vida así conociendo las consecuencias. Lo hice. La disfruté. No puedo volver atrás… y eso es lo que más duele.
¿Por qué Pedro Cabrera siempre anda sonriente? ¿Es usted feliz?
Mi madre nos enseñó que sonreír es la mejor herramienta de comunicación entre conocidos y desconocidos. Y también nos enseñó a reírnos de la vida, incluso frente a los problemas. Ahora bien, ¿soy feliz? Sí, pero podría ser más feliz, ya que la felicidad es una búsqueda constante de equilibrio entre pasiones, emociones y turbulencias de la vida diaria. Y no creo que me alcancen los años para alcanzar ese nivel de éxtasis, por eso prefiero reír.
¿Qué lo saca de quicio? ¿Por qué puede soltar un carajazo?
Me sacan de quicio los alcohólicos, la mentira a la hora de amar, las traiciones de tu propia sangre, los avivados, los chupasangre y las personas tóxicas. Puedo soltar un carajazo ante una injusticia, pero tengo armas más efectivas para paliar situaciones incómodas o injustas.
Siendo tan positivo ¿lo preocupó en algún momento el 2020?
Claro que sí. Una pandemia desgraciada puso al mundo “patas pa´rriba”. Me di cuenta que eso generaría caos, depresiones y, por supuesto, muertes. Nunca le tuve miedo a los cambios. Pero el 2020 nos trajo megacambios que aún continúan. Al principio me preocupó, pero luego me adapté y enseñé a mucha gente a intentar lo mismo. Existen cambios que pueden sacar lo mejor o peor de las personas, y me parece que aún andamos en eso. El 2020 fue un año raro, demasiado; solo nos faltó una invasión extraterrestre o una lluvia de pingüinos rosados.