El conocido fotógrafo, comunicador y agente inmobiliario enfrenta tres tipos de cáncer. Asegura que la enfermedad le ha dado felicidad y que quiere cambiar el mundo.
Gustavo Castro es “un ser que sucede, como cualquier animal de monte”. Eso dice en su ‘face’, casi siempre activo. En su cumpleaños, el 22 de enero pasado, posteó «Soy amado, soy feliz y agradecido. La vida me dio todo y más. ¡Nos amo!». Con ese “nos amo”, el fotógrafo, comunicador y agente inmobiliario parece referirse al amor por sí mismo, por el que lucha contra tres tipos de cáncer que lo pisotean y de los que escapa para reflexionar en las redes sociales mientras toma bocanadas de aire. «Imaginate que a vos te cansen mis estados en Facebook; a mí me toca vivirlos. Es una carrera de resistencia…», expresó en un posteo reciente.
¡Y de verdad que es una carrera de resistencia! Lleva dos años en ello, aunque él manifiesta que no da pelea a la enfermedad. «Mi lógica es distinta: cuando me dijeron que tenía cáncer, en vez de potenciarlo luchando contra él, me entregué a la vida», refiere. Y aquí está, sin miedo a morir, convencido de que le ganará a la muerte. «Tengo el deseo de vivir, de seguir ayudando y aprendiendo».
¿Qué has aprendido durante tu enfermedad?
Si te contara todas las cosas que he aprendido en este tiempo, esta entrevista sería muy larga. Pero entre lo que aprendí, hay dos cosas importantes: la primera es que el cerebro pertenece al cuerpo y no el cuerpo al cerebro. Nuestro cuerpo tiene una programación de reparación en cada célula; por eso, cuando nos cortamos, se produce un proceso para curar la herida. No es porque lo pensemos, sino porque el cuerpo busca sanarse. Lo otro que aprendí es que todo lo que llega a tu vida podés transformarlo en algo positivo o negativo; depende de lo que uno decida. Esta enfermedad en vez de quitarme cosas y de ponerme triste, me ha dado felicidad y me ha traído personas con muchos buenos pensamientos y deseos para mi vida; gente que sabe que sanaré.
Y, entre todo, tenés tiempo para protestar contra los políticos, ¿cuán importante es para vos estar bien informado en esta etapa complicada de tu vida?
¡Cómo no hacerlo si de alguna manera la política está relacionada con mi salud! Más en estos momentos que en cualquiera. Entonces me doy tiempo para estar al tanto de lo político, de todo lo que pasa; es estúpido pensar que las cosas cambiarán en nuestro país y sociedad si nosotros no cambiamos o generamos el cambio dando nuestra opinión públicamente.
¿Rebelde de hoy o de siempre?
Rebelde desde la panza de mi madre. Es una de las características de las personas que vinimos a cambiar el mundo. No lo aceptamos como nos lo quieren dejar y vamos a luchar hasta que se produzca un bien común, razonable y humano.
¿Qué significa «amar mejor»? Lo escribiste en un post…
Entiendo que el amor es infinito; nunca vamos a dejar de amar, nunca dejará de suceder el amor porque es energía que lo sostiene todo. Podemos sentir más amor y nuestra tarea es dejarnos enseñar por él para ser mejores personas. De ahí viene la lógica que, en vez de amar más, lo que demos hacer es amar mejor; entregarnos a ese sentimiento, no necesariamente de pareja, de amistad o de familia, sino también amar la naturaleza, amar una flor, un animalito… Así podremos conocernos más y conocer más lo que nos rodea.
¿Qué es la «cultura de lo posible»?
Hace un tiempo, en una actividad de cantautores, un chico que estaba perdiendo la vista interpretó canciones cuyas letras decían cosas de mucho poder, sin límites. Cuando me pasó lo que me pasó, cuando he ido superando cada etapa del cáncer y entendiendo que mi cerebro era el que estaba infectado de límites e imposibles, me di cuenta que hay que edificar una nueva cultura. La cultura de lo posible es no limitar a nuestros hijos, no traumarlos con cosas negativas que les generen parámetros que no existen; debemos construir una generación que crea que todo es posible… Queremos cambiar la política o realidad de nuestro país, ¡podemos hacerlo! Solo tenemos que dejarnos guiar por el amor, no por el odio o los resentimientos.
En tu ‘face’ también dijiste «moriré a toda velocidad», ¿por qué?
(Risas) Primero porque me encanta la velocidad y segundo porque soy tan rebelde que no le permitiré a la muerte que me arrebate la vida con esta enfermedad. Guardaré lo último que tenga de energía para estar en una carretera y simplemente dejar de sentir. Es una fantasía, esas cosas rebeldes que tengo conmigo.
He visto que te gusta el campo, que tenés mascotas… ¿De qué otras cosas disfrutás?
¡Uy! Viajar es un gran disfrute para mí. Ayudar es un gran disfrute para mí. Aprender y compartir… Creo que esas son las cosas con las que más disfruto. Eso en un plano más trascendental; en lo superficial, pucha, la comida; disfruto tanto de comer y cocinar, trabajar la tierra. De hecho, en el futuro pienso convertirme en campesino. También disfruto de una buena charla, abierta, inteligente. ¡Ah! Y a mis mascotas las amo con toda el alma.
¿Qué te puede sacar de tus casillas?
La necedad, la injusticia, la estupidez, el egoísmo, la mezquindad y la gente que maneja mal. También me saca de mis casillas la gente que sigue apoyando a personas y causas que nos hacen daño, todo por ignorancia y por no estar bien informadas. Pero, bueno, ahora son pocas cosas las que me enojan; espero que en el futuro nada lo haga.
¿Qué te pone feliz?
En este momento, vivir me pone inmensamente feliz. Despertar me pone inmensamente feliz. Ver a la gente triunfar en sus sueños me hace feliz.
¿Tu mejor fotografía?
Todas las fotografías que he hecho hasta el momento son mi mejor fotografía. He hecho fotos de todo tipo; pero también hice muchas para ningún cliente y son increíbles. Tengo el deseo de montar piezas fotográficas que estén relacionadas con otras disciplinas artísticas y presentarme en una bienal con un producto de ese calibre.
¿Hasta qué edad te gustaría vivir?
No tengo pensado eso; pero me gustaría vivir más para ayudar. Quiero que este mundo sea mejor.