Creció y se desenvolvió profesionalmente en el hotel Los Tajibos. Junto a Legado Hospitality se apresta a inaugurar este año un bulevar que apunta a ser el epicentro culinario de Bolivia.
La formación de Jorge Calvo, así como trabajar en el que fuera el hotel de su familia, le permite ahora ser parte de importantes proyectos en el área de la hospitalidad. En 2019 fundó Legado Hospitality, una empresa operadora, desarrolladora y estructuradora de negocios gastronómicos y hoteleros. Para el segundo semestre de 2021, la compañía, que tiene como principales socios a Luz Maria Rojas, Boris Marinkovic, Luis Alberto Perrogón, Osvaldo Pereyra y Mauricio Rojas, pretende inaugurar un nuevo destino del buen comer en Santa Cruz: se trata de un bulevar en el centro empresarial MZ40 que se construye en la avenida San Martín, casi 4to anillo. Y al respecto Jorge vaticina: «Se consolidará como el epicentro culinario de Bolivia».
Tu familia fue dueña del hotel Los Tajibos y creciste siendo parte del negocio. ¿Has pensado emprender en el rubro hotelero?
Así es, la Sociedad Hotelera Los Tajibos S.A. fue fundada en 1976 y, producto de una visión correcta, arduo trabajo y excelencia operativa, llegó a consolidarse como líder en el rubro hotelero del país. Ese prestigio y good will alcanzado llevó al exit logrado en el 2016. Actualmente, la industria hotelera mundial está viviendo tiempos muy difíciles, es sin duda un sector que se encuentra a la baja y que está sin señales claras de mejoría. Por ahora el enfoque de Legado Hospitality es el de brindar servicios netamente operativos, pero no descartamos retornar al rubro en un futuro con incursión de capital.
¿Como fue trabajar también en The Ritz Carlton, en Dallas?
Tuve la oportunidad de formarme en la mejor cadena hotelera de lujo del mundo, hoy parte del portafolio de marcas de Marriott. Fui parte de un selecto grupo de futuros líderes que la empresa acogió para inculcar y entrenar capacidades y conceptos en términos de excelencia operativa y cultura organizacional. Ritz Carlton es mi alma mater y la base donde logré cimentar mi filosofía y visión de lo que es el rubro de la hospitalidad. Esa empresa tiene una filosofía de excelencia operativa y es la vara con la cual nos medimos.
¿Por qué decidieron incursionar en Santa Cruz?
La empresa se funda en Santa Cruz dado que el radio de acción del equipo siempre ha sido aquí; se tiene un entendimiento profundo del sector local. Su columna vertebral está compuesta del mismo equipo que gestionó durante más de ocho años la división gastronómica de Los Tajibos, habiendo acumulado un bagaje de experiencia muy importante en todo ese tiempo. Además, elegimos Santa Cruz porque es una ciudad que tiene una proyección de crecimiento muy importante, que mira hacia el futuro y que cuenta con un mercado de consumidores cada vez más exigente y con mayor poder adquisitivo. Todo ello son oportunidades latentes para crear y consolidar negocios en el rubro.
¿Comó será el bulevar gastronómico del MZ40?
El proyecto es producto del trabajo de un equipo multidisciplinario donde se sumaron, además del equipo de Legado, el estudio de arquitectura español Proyecto Singular, el estudio de marketing español Mateo&Co, el estudio de arquitectura local Tassiana Oshiro Design Studio y, por supuesto, el equipo de MZ40. Tendrá una superficie de 2.000 metros cuadrados y contará con una decena de marcas gastronómicas del medio con diferentes tipos de cocina.
Sos parte del proyecto María de Molina. Contame, ¿cómo se dio?
Fundamos María de Molina en plena cuarentena dando respuesta a la necesidad que muchos consumidores tenían por encontrar una solución de alimentación rica, balanceada, segura, variada y a precio asequible. Inmediatamente, creamos una plataforma digital (www.mariademolina.com) que le permitía al cliente elegir su plan, fecha deseada de envío, platos personalizados y pagar en línea a través de tarjetas, transferencia bancaria o transferencia con código QR. María de Molina es un servicio de catering semanal que ofrece platos precocidos, refrigerados y que solo necesitan recalentarse durante dos minutos en el microondas. Dada los procesos de cocción empleados usando tecnología de punta, los platos tienen una vida útil de hasta siete días refrigerados, permitiéndole al cliente la opción de consumirlos cuando este los requiera o mejor le convenga. María de Molina también brinda servicio de catering a empresas, ayudándoles a elevar la productividad y el buen clima laboral a través de alimentación buena y de calidad.
¡Y creció!
La última novedad de la marca es el proyecto María de Molina Market, una iniciativa que busca llevar soluciones de alimentación al corazón de barrios y condominios residenciales, y pronto también a empresas. Se trata de refrigeradores de última tecnología surtidos con productos frescos, variados y a bajo costo. Se proyecta tener presencia en 20 puntos de la ciudad hasta mediados del presente año.
¿No le temes a la situación económica?
Son tiempos de mucha incertidumbre y es normal que esto tenga implicancia en la toma de decisiones empresariales. Sin embargo, nosotros confiamos en la inercia que tiene Santa Cruz y apostamos a invertir en tiempos de baja para cosechar en tiempos de alza; tenemos visión a largo plazo. Asimismo, procuramos mantener una estructura liviana y líneas de negocios sinérgicos apuntados a variados segmentos de mercado. Particularmente, no le temo a la situación actual, pero sí respeto; entiendo la necesidad que existe de ser muy precisos en términos de estrategia y toma de decisiones.
¿En qué otros proyectos gastronómicos tenés participación?
Tengo participación en Goss Bar Ventura y La Cabrera. Actualmente, trabajamos en conceptos que desembarcarán en el bulevar gastronómico de MZ40. Me atrae mucho también el sector de bebidas, motivo por el cual también estamos explorando oportunidades en ese sector.
¿Y sabes cocinar? ¿Qué te gusta comer?
Sé cocinar, pero disfruto más de la comida servida en mesa. Me gusta mucho la comida étnica, como lo son la tailandesa, vietnamita, india… Además, un churrasco, sushi, sashimi, ostras, hamburguesa o un buen postre siempre son una buena idea; depende del momento, del mood y con quién se comparte.